Día del atentado

Crítica de Pablo Sebastián Pons - Proyector Fantasma

EL DIA DE LOS PATRIOTAS
Es interesante observar como el cine norteamericano revisita sus tragedias mas recientes, bien éstas sean las Torres Gemelas, la masacre de Columbine o las más recientes a cargo de Peter Berg: el derrame petrolero de Deepwater Horizon (2010) o el atentado en la maratón de Boston (2013). Michael Moore (Farenheit 9/11), Gus Van Sant (Elefante), o Paul Greengrass (Vuelo 93), entre otros, desarrollaron – y probablemente el cine mainstream lo siga haciendo – sus visiones siempre con el foco palpable y empático en las inocentes víctimas, ya sea retratadas como héroes o afectados directos, pero siempre víctimas.

Y esto probablemente se deba a que lo único rescatable de estas tragedias son precisamente los desinteresados que responden ante éstas. Sin embargo, esta mirada introspectiva del cine norteamericano sobre la sociedad que habita usualmente no distingue la delgada línea entre la solidaridad humana y la victimización de un gobierno que no se cansa de fabricar, en la realidad y la puesta en escena, enemigos por doquier para alcanzar objetivos económicos que largamente sobrepasan las aspiraciones del ciudadano promedio.

Día del Atentado aborda los hechos ocurridos en la Maratón de Boston de abril del 2013, donde dos terroristas estadounidenses de origen checheno detonaron dos bombas caseras que dejaron un saldo de tres muertos y casi 300 heridos.

La introducción nos presenta a Tommy Saunders (Mark Wahlberg), un sargento que a partir de una suspensión disciplinaria es asignado a cubrir el evento en cuestión. Una vez consumado el hecho – que es montado junto a imágenes reales del atentado – empieza la cuenta regresiva a la caza de los culpables. Aquí es donde la película de Berg encuentra su tono y donde mejor funciona, en ese raid intenso donde se entrecruzan tres vertientes: la investigacion del FBI con el agente especial DesLauriers (Kevin Bacon), el escape a New York para un segundo atentado de los hermanos Dzhokhar y Tamerlan Tsarnaev, y la travesía de Saunders en busca de los terroristas.

A partir de aquí, Día del Atentado no baja el ritmo y se convierte en un thriller intenso gracias a la crudeza de la camara en mano, los registros de la vida real y el pulso narrativo que no abandona la apuesta en ningún momento. Esto le permite despegarse del marco dramático principal y prácticamente permitirle al nudo de la historia extrapolarse a una segunda película.

Recién para el tramo final afloja previsiblemente el ritmo y no parece poder contener el discurso bienpensante que elogia ese espíritu nacionalista estadounidense tan identificable y en general recalcitrante, no tanto por su contenido sino por su ejecución. Uno de los mayores aciertos de las películas que tratan estos acontecimientos se dio en la Elefante (2003) de Van Sant, donde los hechos de Columbine eran retratados desde un lugar casi neutral, distante, sin juicios. Porque hechos como estos ahora y, en ese entonces, indefectiblemente hablan por sí solos.