Abatido, el ex campeón se despierta. Cansado, un poco fuera de forma y con la conciencia taladrándolo. Su carrera en el ring terminó abruptamente, al matar de un puñetazo a un rival. Por eso Marcos Wainsberg, el Inca del Sinaí, ya no quiere pelear más. Pero hoy no es el día para pensar en eso. Hoy viene su ex novia, en son de paz. Hoy es un buen día.