De Oliver Hirschbiegel, quien hace 10 años ganara el oscar por "La Caída", narrando los últimos días de Hitler, llega Diana, un filme que intenta plasmar los últimos 2 años de Diana, Princesa de Gales, un personaje por demás carismático y cuya trágica muerte conmocionó al mundo no sólo por tratarse de la realeza, sino por las misteriosas circunstancias en que esto sucedió.
Como un cuento de hadas, Diana era parte de la sociedad común (de clase media-alta, pero de la sociedad, al fin y al cabo), en la que conoció al príncipe Carlos de Gales y se casó con él, durando un aproximado de 15 años de vida en matrimonio. Su sencillez y esa inspiración que provocó en el pueblo, le valdría ganarse su cariño y afecto, siendo la princesa del pueblo. Finalmente, sería en 1997 cuando fallecería en un trágico accidente automovilístico.
Naomi Watts es la encargada de interpretar a la carismática Diana. Pero fue precisamente eso lo que faltó: carisma. No la culpamos a ella, sino al guión y a la pésima dirección, algo que desconcierta tratándose de Hirschbiegel. Cual si fuera un teledrama barato, los dos años que abarca el filme son simplemente historias de amor/engaño y deja incluso pistas que acusan al gobierno británico de quitarla del camino por intereses personales. Durante su presentación en festivales, generó polémica "de la mala", y fue perdiendo fuerza rumbo a los oscares cuando muchos daban por sentado que, tratándose de uno de los personajes más emblemáticos del siglo XX, tendría por seguro la nominación para Watts. Pero ya sabemos que pasó con la mayoría de los filmes biográficos que se presentaron en el año recién terminado.
Diana es simple y sencillamente una decepción. De una princesa amada, pasa a ser una mujer sin fuerza y enredada en líos amorosos que no la muestran como era en verdad. Un filme que merecía mucho más.