El diario del ron (libro vs. película)
Dejemos pasar por alto la inexplicable y absurda elección del título argentino para este film, y digamos que Diario de un seductor es una adaptación de una recomendable novela que Hunter Thompson escribió cuando tenía alrededor de 22 años y que en la Argentina fue publicada como Días de ron.
Esta película nunca habría sido posible sin Johnny Depp: dice una anécdota por ahí, que mientras el actor preparaba el personaje de Pánico y locura en Las Vegas (1998), estuvo viviendo en la casa del mismísimo Hunter y allí (precisamente en el sótano) encontró el manuscrito de The rum diary entre algunos papeles olvidados. Hunter y Johnny fueron grandes amigos hasta la muerte del escritor, que se suicidó de un tiro en 2005 a los 67 años. Depp ha demostrado siempre una gran admiración por el trabajo de Thompson (vale la pena ver el documental Gonzo: the life and work of Dr. Hunter S. Thompson, de Alex Gibney), y sin su influencia y dinero Diario de un seductor no se habría realizado. Sin embargo, el resultado es más bien decepcionante.
Lo que hay que contar es simple, Paul Kemp (alter ego de Thompson interpretado por Johnny Depp) llega a un incipiente Puerto Rico a trabajar en un diario de habla inglesa en decadencia. De a poco quedará en medio del submundo de aquel país, entre periodistas borrachos, algún triangulo amoroso y una gran negocio inmobiliario.
La novela de Thompson es el primer obstáculo que al que se enfrenta el director y guionista Bruce Robinson (Jennifer 8), además del hecho de no haber filmado nada relevante en los últimos 18 años. Esto es porque Días de ron es la historia de un condenado a tirar la toalla, no hay redención posible para el Paul Kemp literario en el Puerto Rico descripto en la novela. Sí, es la simple historia de un tipo que llega a vivir a un lugar desconocido que lo modifica para siempre, pero no a la manera esperanzadora del lugar común hollywoodense. Al contrario, Kemp se convierte en un cínico melancólico de un pasado que nunca fue, alguien que siempre tiene la necesidad de escapar a alguna parte.
Entonces Robinson toma algunas decisiones para intentar un film más directo y llano que su versión literaria, que de por sí no es un texto críptico ni mucho menos. El resultado es que la película se empobrece y pierde en matices. Por ejemplo: Sanderson (interpretado aquí por el gran Aaron Eckhart) es en realidad la fusión de dos personajes de la novela. Personajes que llevan a Kemp a sus límites entre la locura y la “buena vida” burguesa. Esta simplificación le quita fuerza a la trama y riqueza al ambiente que Thompson describe en su obra.
Hay otros personajes que sí ganan en fuerza, carisma y sentido del humor en el film, como Sala (Michael Rispoli), el desquiciado Moberg (Giovanni Ribisi) y el insoportable Lotterman (Richard Jenkins). En este apartado, el personaje más fiel a su versión literaria quizás sea el de Chenault, encarnada por la bella Amber Heard.
Por otro lado, más allá de que la novela contenga elementos autobiográficos, en la película se exagera este rasgo. El Paul Kemp de Johnny Depp es demasiado parecido al Hunter Thompson famoso, post invención del periodismo gonzo, y no al muchacho medio perdido y resignado que aparece en la novela. La inclusión de escenas de consumo de drogas altamente alucinógenas o la de Kemp despotricando contra Nixon hablan de un Thompson posterior al de la época que supuestamente está contando Diario de un seductor. Parece que hubiera una necesidad por querer mostrar a Thompson haciendo esas cosas, cuando lo interesante hubiera sido quizás contar la historia del periodista en formación, ese tipo al que le suceden cosas cada vez peores, divertidas, ridículas y peligrosas casi sin proponérselo, como se cuenta en la novela.
El film de Bruce Robinson y Johnny Depp toma la superficie de libro de Thompson, para contar su versión de la biografía del autor. Encontraremos por allí las escenas fundamentales de la novela: peleas con puertorriqueños en el bar, el baile de Chenault, etcétera, pero en función de contar otra cosa menos interesante. En conclusión, en este caso, el libro vale más la pena que su adaptación cinematográfica.