¿Será justicia?
En la crítica sobre Preciosa que se publica por separado, Manuel Yáñez Murillo realiza (con mucho criterio) un recuento de todas las atrocidades por las que atraviesa la heroína del relato y que él define como pornografía sentimental. Algo similar se podría hacer con este thriller que comienza con el brutal asesinato de una mujer y de su pequeña hija ante la vista del padre y marido, y que luego aborda -por momentos de la manera más obvia y abyecta que pueda imaginarse- cuestiones como la venganza y el ojo por ojo, la pena de muerte, las canalladas de la Justicia o la lucha de un hombre armado contra todo el sistema político.
Ideológicamente deleznable y cinematográficamente convencional, Días de furia es una película que -con buenas dosis de amarillismo, demagogia y sensacionalismo- sintoniza con cierta sensación de hartazgo de las sociedades civiles ante la escalada de violencia y la incapacidad de la clase política para dar soluciones concretas a esa creciente paranoia frente a la inseguridad. Quizás por eso pueda explicarse que este film ya no sólo mediocre sino también confuso (y hasta diría peligroso) haya recaudado más de 73 millones de dólares sólo en los cines norteamericanos. Veremos si aquí también repite semejante éxito. Bien podría ser auspiciado por el gobierno macrista con sus policías munidos de picana eléctrica.