El director F.Gary Gray había hecho un thriller muy entretenido como "El Negociador" (1998), y después se metió con "Tómalo con calma" (Be Cool, 2005) y mostró un bodriazo insufrible, así estamos con este director.
Aquí ofrece la historia de un hombre ingeniero que luego de sufrir un ataque de vándalos en su propio hogar, perdiendo mujer e hija, decide desechar la idea que la justicia puede hacerse cargo de la barbarie, y así tomar el toro por las astas o sea: venganza "Ojo por ojo", pero metódica, precisa, despiadada y a la vez...ilógicamente creible. Todo el entramado de este nuevo thriller es rápido, tecnicamente correcto, ágil, pero se instala en una serie de situaciones que superan lo imaginable, también puede olfatearse un cierto tufillo fascistoide, que llevará a pensar a algún espectador, que se trata de lo correcto. En verdad la crítica que el vengador hace al sistema judicial no es loca, como sí lo es el resto de la historia, solo que queda más que claro que la justicia falla, y está repleta de errores, y mechada de corrupciones, aquí, allá y en todas partes del planeta.
Gerard Butler está desquiciado y acorde a su papel de enajenado social que llega sostener que su venganza tendrá casi "desatos bíblicos", y en la vereda opositora está el fiscal a cargo de Jamie Foxx, con mucho nervio también y hasta cierto grado de histerismo.
Si bien está llevada como una peli entretenida, bien narrada, y nunca decae su ritmo, uno se sorprenderá con su final increible -en todo sentido amplio de la palabra-, y esa sorpresa quedará reservada para el espectador. Y si este después putea de bronca, como le ocurrió a muchos que vieron este año ese tremendo fiasco llamado "2012", será cosa suya. Entretenida si pero con reservas, morales, ideológicas y cinéfilas.