¿Justicia para todos?
Gerard Butler venga la muerte de su esposa e hijita por mano propia.
Días de ira es otro de los títulos que dividirán las aguas entre aquéllos que verán en el filme con Gerard Butler un panfleto gorila a favor de la justicia por mano propia y quienes, tal vez con más ingenuidad, se queden con que es un thriller que expande sus límites hacia un costado no muy aconsejable.
El director F. Gary Gray, de buen paso con El mediador, y en particular La estafa maestra, en Un hombre diferente tenía al frente al inexpresivo Vin Diesel a quien un capo de la droga mandaba asesinar a su esposa.
Aquí Gray agrega que el psicópata que entra a robar a la casa de Clyde Shelton no sólo asesina a su esposa, sino también a su pequeña hija. Y el fiscal de Distrito (Jamie Foxx) le hace precio al asesino a espaldas de Shelton: si él acusa a su cómplice, éste tendrá pena de muerte y él quedará libre al poco tiempo.
Si la película logra desconcertar en un comienzo, es algo similar a lo que sucede con Butler, quien cambia de género como de ropa interior. Fue el rey Leónidas en 300, luego saltó a la comedia romántica, al filme de suspenso con toques de comedia, al filme cómico sexual y ahora es el malo de la película. Porque acá es donde el espectador debe tomar partido: al viudo convertido en asesino serial ni siquiera puede considerárselo antihéroe.
Lo que sucede es que el personaje de Foxx -el fiscal que con tal de mantener un alto porcentaje de triunfos en la Corte hace y deshace a su gusto, importándole poco que se imponga la Justicia- es igualmente deleznable. Y puestos a elegir, sobre gustos hay demasiado escrito.
Y así, la película sorprenderá al espectador, pero no por el suspenso si no por alguna escena que se regodea con el gore, inesperadamente muy gráfica.
Lo que en definitiva plantea Gray es que si el sistema judicial no funciona, ¿es válido que un hombre haga, no ya justicia por mano propia, porque directamente hace un ojo por ojo, y que las víctimas -alguna que otra es inocente- no tengan derecho al pataleo? Shelton quiere dar vueltas el sistema judicial. Su "los voy a matar a todos" no suena simpático y menos aún democrático.
Días de ira hace de la ficción una bandera, alejándose de toda posibilidad de realidad cuando Shelton sigue masacrando personajes estando encerrado en la cárcel, primero, y hasta en una celda de aislamiento.¿Es que tiene cómplices afuera? ¿Cómo se las arregla?
Cerebral o visceral, Días de ira es un thriller fuerte por donde se lo mire.