Las relaciones paternofiliales según Sorín
Tras su anterior film, El gato desaparece, en el que cambiaba de registro para ofrecernos un ejercicio de cine clásico, Carlos Sorín vuelve con una pequeña y sencilla historia donde los escenarios de la Patagonia, simpáticos personajes y un lenguaje emotivo, son su marca de autor.
La tendencia a un realismo extremo en los escenarios, en la luz, con cierto minimalismo en la puesta e historias mínimas que desarrollan un leve hilo narrativo donde el protagonista arrastra una culpa del pasado que quiere revertir, sumado al uso de intérpretes que no son actores, hablan de un estilo de autor que Sorin supo imponer.
Un cine donde la soledad, el abandono familiar y la búsqueda interior son abordadas con personajes muy particulares, con una ternura y sensibilidad a partir de su particular estilo lleno de silencios, en el que los sentimientos afloran mediante la sutileza de sus encuadres y los más mínimos detalles.
Todo esto vuelve a estar presente en Días de pesca, donde Marco (Alejandro Awada), un viajante de comercio de mediana edad, ex alcohólico, decide intentar cambiar el rumbo de su vida viajando a la Patagonia para iniciarse en la pesca del tiburón, pero también para encontrar a Ana, su hija, con la que no tiene contacto prácticamente desde hace años.
Alejandro Awada domina muy bien el registro de este personaje, melancólico y ex-alcohólico, que en su intento de restaurar un orden familiar quebrado emprende un viaje donde la inmensidad de los paisajes patagónicos vacíos, junto a una precisa puesta en escena, conforman una narrativa que refleja el estado de ánimo del personaje, volviendo la imagen transparente, en pura mirada que invita al espectador a contemplar como un personaje más, el vacío y la incomunicación de Marco.
Días de pesca, recuerda en muchos de sus planos o situaciones a Historias mínimas, y bien podría ser una de ellas. Pero esta historia no tiene las simpáticas y divertidas situaciones que conformaban aquel relato y hacían al film mas fluido y entretenido, aquí los acontecimientos más importantes pasan por los detalles mas pequeños, sin por eso descuidar el avance de una historia que por mínima que sea, se cuenta muy bien.