Esta es una de las pocas películas que luego de un inicio muy poco promisorio, levanta vuelo. Debo hacer mucha memoria para encontrar alguna situación similar, pero de momento no la encuentro.
La historia se centra en 4 amigos de la infancia, que vivieron juntos su adolescencia, con todo lo que ellos implican para el fortalecimiento de una amistad, todos de una u otra manera están cruzados por la música.
Elipsis mediante nos encontramos en la despedida de soltero de Facundo, el único con un trabajo estable y al mismo tiempo que no pudo hacer lo que desea.
Luciano es conductor radial de un programa musical, que constantemente se enamora de mujeres que no le corresponden.
Marcelo sigue siendo un adolescente que no quiere asumir responsabilidades de adulto, por lo que sus relaciones son tan efímeras como los grupos de música que arma.
Damian, el narrador del cuento, es un guionista y director de cine cuyo único filme fue un fracaso rotundo.
En las dos horas que dura la proyección conoceremos los motivos de cada uno por los cuales los encontramos ahora, al mismo tiempo de los cambios que se les avecinan.
El filme recurre constantemente a todo tipo de lugares comunes de este tipo de comedias, pero las utiliza de manera maravillosa en un doble o triple sentido. Parece estar burlándose de los mismos, al tiempo que estos forman parte de la estructura narrativa que la hace avanzar sin sobresaltos, como también utilizarlos en la construcción de los personajes y modificarlos a partir de su propio entrecruzamiento.
Muy buena banda de sonido, que hace constantemente hincapié dentro de la historia, y muy buenas actuaciones, donde Gastón Pauls cumple como siempre. Fernán Mirás tiene un personaje jugado y sale bien parado. Párrafo aparte para Leo Sbaraglia burlándose de si mismo, y laureles para Inés Efrón que cada vez que aparece roba por escándalo, otorgándole una frescura increíble a su personaje e impregnando todo el texto.
El problema es que la realización concluye como abre, y esto luego de haber quedado atrapado, logra hacer recordar el principio, lo que decepciona un poco.