Una comedia que bien compuesta y afinada
"Dime lo que escuchas y te diré quién eres".
De esta proposición parte el relato de Días de vinilo , del productor, editor y guionista del ciclo televisivo Perdona Nuestros Pecados (en 1994) y director (en 2008) de la serie Todos contra Juan.
Con la misma nostalgia y tragedia del ciclo que protagonizara Gastón Pauls, también atravesada por el humor, se teje la trama de esta cinta que significó el debut en cine del realizador.
Un guión, si no original en tema, muy ocurrente en el desarrollo y preciso en su concreción; interpretado por un elenco elegido con lucidez y dirigido de manera cuidada, producen un relato bien enmarcado en la selección musical que remite a tiempos en que las canciones que marcaban existencias se escuchaban en vinilos.
Cuatro chicos del barrio descubrieron a un mismo tiempo la amistad, el amor y la buena música. Reunidos en la esquina de siempre, Damián, Luciano, Facundo y Marcelo, se enamoraron por primera vez de sus vecinas; fueron testigos involuntarios del rompimiento de una pareja y blanco de la lluvia de vinilos que cayó de una ventana cuando se producía la traumática despedida.
Como si se tratara de un legado a continuar, los cuatro crecieron y se fueron adaptando a las circunstancias y realizando elecciones, siempre acompañados por un fuerte lazo común y los repertorios de Rod Steward, Phil Collins, Queen, The Police y The Beatles --entre tantos clásicos propios y heredados--, que escuchaban en wincos y bandejas.
A los treinta y tantos, Damián (Gastón Pauls) se convirtió en un guionista que no superó su ópera prima ni la separación de una exquisita crítica de cine y arte (Carolina Peleritti). Mientras intenta colocar su segunda creación, conoce a Vera (Inés Efron) una estudiante de teatro que subsiste vendiendo cosméticos y se le pega como estampilla procurando solucionarle imprevistos.
Luciano (Fernán Mirás) es un locutor radial que expresa sus sentimientos a través de los discos que pasa. Eternamente enamorado de la mujer equivocada, sale con Lila (Emilia Attias), una cantante pop de vida ligera.
Luciano trabaja con Karina (Maricel Alvarez), quien está a punto de casarse con Facundo (Rafael Spregelburd), empleado de un cementerio privado y compositor frustrado. Y finalmente anda por allí Marcelo (Ignacio Toselli), mentor de una banda tributo a The Beatles y tan ensimismado en su personaje de Lennon que ha transformado la fantasía en su realidad.
En plena fiesta de despedida de solteros de Facundo y Karina se empiezan a trazar los enredos de esta comedia que coloca bajo una lupa crítica el temor a madurar, a comprometerse y a asumir las frustraciones para volver a empezar.
Si de las interpretaciones se trata, quizás por las características border de su personaje Mirás se lleva el mérito a la justeza. Spregelburd demuestra que además de su habilidad para la dramaturgia la naturaleza lo ha dotado para la actuación y el discurso sarcástico. Toselli hace un show propio de su alter-Lennon, mientras que Pauls sabe jugar bien a un Damián que homenajea a su antiguo Juan Peruggia.
Un párrafo extra merece Leonardo Sbaraglia --como sí mismo-- parodiando a los actores de su edad y enloqueciendo a Damián con sus excentricidades.
De entre las mujeres, es Alvarez quien más articula. Y mientras Efrón aporta frescura, Attias hace lo suyo con la sensualidad, y entre todas, equilibrio al conjunto.
La película cierra como una banda sonido donde cada tema, verso y nota hilvanan. Y como esos clásicos que evocan los buenos viejos tiempos compartidos en cada generación, esta historia congrega a coro a quienes transitan aquella que creció con la convicción de que "todo lo que se necesita es amor".