Música y amigos con gran timing
La comedia de Gabriel Nesci, creador de la serie Todos contra Juan, narra las historias de amor, desamor y amistad de cuatro jóvenes con estilos bien particulares. Una película que consigue emocionar y entretener.
De la complejidad y la diversidad del cine argentino ya no quedan dudas. Grandes películas han llegado este año, todas diferentes entre sí, cada una meritoria en su propio estilo. Y aunque el año 2011 aún no ha terminado, Días de vinilo podría considerarse como el punto culminante de una producción que se luce también a la hora del entretenimiento. La película de Gabriel Nesci, cuyo principal antecedente es la serie Todos contra Juan, tiene la gracia y el encanto de esas películas que quedan en el imaginario de la gente para siempre. La historia de cuatro amigos –Damián, Marcelo, Luciano y Facundo– unidos por la música a través de los años y en una crisis romántica con respecto a sus parejas o ex parejas, es el centro de esta película tan inteligente como entretenida. Hay películas que nos sacan una sonrisa o de las que uno sale conformándose porque simplemente está bien. Días de vinilo eleva la apuesta. Los personajes son todos divertidos, el humor está resuelto con un timing pocas veces visto y hasta la emoción se las ingenia para aparecer de manera genuina. Cada chiste, cada situación, cada escena está bien lograda. La película tiene muchos personajes y muchas historias y el director y guionista las arma de manera tal que la película no pierde jamás el interés y se disfruta en todo momento. Y en ese entretenimiento descubre con su humor, las limitaciones, contradicciones y miserias de un grupo de personas con respecto a sus afectos pero también a sus trabajos. No alejada de cierta amargura pero llena de energía, la película es movilizadora. Sabe que los tiempos cambian y para llegar a la emoción lo hace desde la autoconciencia, desde la manifestación explícita del arte, estando los protagonistas vinculados de una u otra manera con eso. No hay realmente en los últimos años una comedia argentina con tanto nivel, con tanta inteligencia y con la capacidad de ser también entretenida y masiva. Pero poco importa el país de origen de esta película, más allá de la alegría de ver que se ha hecho acá, la gran noticia es que es la película que vale la pena ver esta semana y uno de los estrenos que no hay que perderse. Días de vinilo reflexiona con inteligencia sobre temas universales, proporciona momentos para reír de verdad y consigue emocionar cuando el espectador cae en la cuenta de la manera en que expone sus angustias a la vez que le entrega a una película inolvidable.