Dinosaurios

Crítica de Iván Steinhardt - El rincón del cinéfilo

Ernie (Emilio Treviño) es preadolescente. Sobreexcitado, ropa pop, skate, respondón, bastante engreído, y con excesiva auto confianza. Un chico eminentemente rebelde a las reglas, lo cual le trae problemas dentro de casa. En especial con Julia (Melissa Gutiérrez) una hermana menor tan insoportable como él, pero además con ansias de verlo pisar el palito para acusarlo con la mamá. Hablando de ella, Sue (Adriana Casas), no es muy brillante, sea dicha l la verdad, peca de inocente y sobreprotege un poco. Ernie también tiene problemas fuera de casa. Un día la mamá le encomienda a su hijo la tarea de quedarse un rato en el negocio, pero éste se escapa con su amigo Max (Irving Corona) al museo de la prehistoria para ver un nuevo ejemplar fósil. Como en los tiempos que corren uno pensaría que se escapa para fumar crack, el hecho de que la travesura conlleva cierto aprecio por la naturaleza nos prepara para mostrarnos dos cosas: el tenor de la aventura a punto de comenza, y la edad del público al que está apuntando.

Max, a diferencia de Ernie, es hijo de un inventor, el Dr. Santiago (Octavio Rojas), un soñador bastante despistado cuya mayoría de proyectos funcionan a medias por no decir al revés de su propósito original. Remite al padre del protagonista de “Gremlins” (1984). Entre las cosas a medio hacer está la máquina del tiempo, que convenientemente, tiene forma de huevo. Después de desobedecer todo tipo de órdenes los chicos huyen del museo, llegan a casa de Max y, obviamente, culpa de un accidente, retroceden al período Jurásico. Allí se encuentran con Tyra (Claudia Grazón), una tiranosaurio rosa (¿excuse mua?) que al verlos salir del huevo los toma por sus hijos. Además del color, mamá Tyra tiene la buena costumbre de no manducarse a sus amigos de otras especies, más bien prefiere poner en vereda a Ernie, quien tampoco en la prehistoria parece llevarse bien con las pautas. De hecho, contra todo sentido común), el niño esconde una pieza de la máquina para poder quedarse un rato a pasear con dinosaurios, pese al manifiesto temor de su hermana y de Max.

“Dinosaurios” es un producto apuntado a chicos de hasta 7 u 8 años cuyos padres sientan indiferencia frente al qué y al cómo de una película animada. Esto sucede dada la enorme cantidad de concesiones que se deben hacer en cuanto a la historia y la construcción de personajes, además de la omisión deliberada de hechos científicos. Esto no sería un inconveniente sino fuera porque esta conclusión sale de la importante cantidad de falencias presentes durante casi noventa minutos. A veinte minutos de comenzada la proyección la subestimación a la inteligencia del espectador, en especial la de los chicos, deja de ser una sensación para convertirse en realidad. El primer ejemplo es básico, pero sirve como muestra. ¿Es necesario ver un tiranosaurio rosa? Atrasa décadas esto de relacionar el género con un color, y sin embargo allí está. Se puede entender que las especies interactúan entre sí. Don Bluth lo hacía hace casi treinta años en la saga de Pie Pequeño. Incluso es tolerable si es a favor de la lucha contra un enemigo en com, pero hay tipos de acepciones que no aportan nada. Es más, los “dinosaurios” villanos le hacen muy mal a un guión que propone un tema interesante (seguir pautas, aceptar límites) para luego no saber, o no poder, resolverlo. Ni siquiera existe por parte de los realizadores, Yoon-suk Choi y John Kafka, una toma de posición al respecto más que la de “si no haces caso a tu mamá te puede ir mal”. No hay reflexión respecto del uso de la tecnología, ni de la falsa sensación de familia, apenas un lugarcito para mostrar el instinto protector materno y una lección mal dada sobre el egoísmo.

Así y todo, fuera de un análisis del contenido, “Dinosaurios” es una aventura dinámica. Tiene algunos momentos de buen humor y un manejo del vértigo en la edición que resulta bastante útil frente a la falta de originalidad en el diseño estético. Por momentos parecemos estar frente a algo con más impronta televisiva que cinematográfica.