Espectacular peplum del siglo XXI
El cine de aventuras del siglo XXI toma extrañas formas que pueden ir desde el oscuro y extraño western nominado al Oscar "El renacido" a este rarísimo e imaginativo péplum psicodélico del director de "El cuervo", Alex Proyas. "Dioses de Egipto" aplica la fórmula de los superclásicos films de aventuras sobre mitología griega con efectos de Ray Harryhausen como "Jason y los argonautas" y "Furia de titanes", pero aplicando la mitología egipcia.
Esto permite imágenes y situaciones absolutamente alucinantes, empezando por la eterna lucha del dios Ra (Geoffrey Rush) para evitar que el caos reptante, una especie de cometa monstruoso, devore el mundo tal como lo concebían los egipcios.
Obviamente, como no hay un conocimiento más que general de las creencias egipcias, el director Alex Proyas puede hacer cualquier cosa con estos personajes, como el dios Horus, a quien su tio Seth le roba el trono y sus ojos lumínicos luego de asesinar a su padre, el rey Osiris.
Por otro lado, las fuentes que usa el director también se remontan al cine mudo, en especial a "La muerte cansada", de Fritz Lang, la película que cambió la manera de filmar y potenció todo lo que tuviera que ver con efectos especiales al punto de generar el clásico hollywoodense "El ladrón de Bagdad", de Raoul Walsh, que inmortalizó a Douglas Fairbanks. No por nada en "Dioses de Egipto" el protagonista es un mortal, un ladrón que hará lo que sea por sacar a su amada muerta del inframundo, aun si tiene que hacer cosas imposibles como robar los tesoros más preciados y bien guardados de los dioses, asociándose con Horus para acabar con el violento reinado de Seth.
"Dioses de Egipto" no sólo es entretenidísima, sino que explota en lo visual en una escalada de delirios realizados con una batería gigante de efectos digitales, con una dirección de arte formidable, un vestuario lujosísimo y una fotografía antológica a cargo de Peter Menzies jr. Hay muy buenas actuaciones como la de Rush o la del malísimo Seth que encarna Gerard Butler. Y también en medio de tanto delirio mitológico, hay mucho sentido del humor que termina convirtiendo a esta película en un gran entretenimiento para todas las edades.