Recuperar el tiempo perdido
Dan Fogelman es un escritor acostumbrado a las comedias románticas y familiares, como pudimos ver en sus trabajo en “Loco, estúpido, amor” o “Cars”. En esta película debuta como director de uno de sus propios guiones, y nada menos que al lado de Al Pacino.
Danny Collins, un cantante famosísimo en su sexta década que recuerda a Rod Stewart y Barry Manilow, llena estadios allí donde va mientras vive una vida de excesos, drogas y rock and roll en una mansión donde vive con su novia de apenas un tercio de su edad. Pero la cosa cambia cuando su manager y amigo Frank (Christopher Plummer) le da un inusual regalo de cumpleaños: una carta que John Lennon le escribió en 1971 que había sido robada y vendida a coleccionistas. Esa carta cambia su vida, ya que Lennon lo invitaba a no dejar que la fama y el dinero corrompan su arte y cambien su persona.
Esta parte de la historia está basada en hechos reales que vivió el cantante folk británico Steve Tilston, quién recibió una carta de Lennon décadas después. Sin embargo, la desastrosa vida de Danny Collins sí es ficción.
En una crisis de identidad personal y artística, el músico se recluye en un hotel en Nueva Jersey con dos objetivos. El primero, volver a escribir una canción, lo que hace décadas que ni siquiera intenta. El segundo, acercarse al hijo que sabe que tiene pero jamás conoció, un muchacho en sus 30, casado y con una pequeña hija. Cuando encuentra a Tom (Bobby Carnevale) y a su esposa (Jennifer Garner), estos obviamente no quieren saber nada y Danny tendrá que redoblar sus esfuerzos para acercarse a su hijo, sin saber realmente qué está haciendo.
“Directo al corazón” es una historia cálida y familiar con algunos elementos de melodrama, pero que desde el primer segundo nos deja en claro que no puede terminar de otro modo que bien y dejándonos contentos. Al Pacino recuerda el papel de Phil Spector, en especial al inicio de la película, pero de todos modos le va bien retratando las miserias de este personaje. Además, se nota que se divierte mucho, que lo hace con soltura, como si la actuación ya fuera más un hobbie que un desafío. El resto del elenco acompaña: no sólo la breve pero memorable actuación de Christopher Plummer, sino que Carnevale sorprende por la profundidad del conflicto que ha logrado al personaje.
En definitiva buenas actuaciones, especialmente de Bobby Carnevale. Al Pacino está muy bien pero está lejos de ser de lo mejor de su carrera (y bueno, cuando uno es buen actor nos ponemos más exigentes con él). El guión es bastante típico a las tiernas comedias familiares, cumple su objetivo de entretener pero no es nada nuevo bajo el sol. Igualmente es una linda forma de pasar un rato relajados y sin hacer mucho esfuerzo mental, del tipo de películas para ver con los suegros y dejarlos contentos.
Agustina Tajtelbaum