Excelente comedia dramática con un Al Pacino rock star.
Al Pacino ha hecho todo tipo de papeles en su larga carrera, y le debe costar encontrar un personaje que implique algo nuevo. En "Danny Collins" lo encontró, empezando por el hecho bastante atípico relativo a que, dado que el personaje del título es una estrella de rock, Pacino debe cantar.
El argumento se basa levemente en un hecho que ocurrió realmente: un cantante que había dado una entrevista a una revista de rock en 1971, recibe una carta que le dedicó John Lennon con 40 años de retraso. Al recibirla, no pudo dejar de pensar cómo ese mensaje hubiera cambiado su vida y su carrera de haberlo recibido a tiempo. Eso es exactamente lo que le ocurre a Danny Collins, que editó un par de discos prodigiosos a comienzos de los años 70, se dejó estar y atrapar totalmente por el estilo de vida del sexo, drogas y rock'n roll. Hace 30 años no escribe una sola canción, y sus shows se parecen a una especie de entretenimiento para la tercera edad, en los que sus fans maduras piden a gritos sus hits de siempre.
En su cumpleaños recibe la carta que John Lennon le mandó en 1971, y el regalo le provoca una fuerte conmoción. El resultado es que decide hacer profundos cambios en su vida. Abandona su lujosamente ridícula mansión, interrumpe su gira y se muda a un hotel Hilton de New Jersey para componer nuevas canciones y, sobre todo, para intentar ser aceptado por el hijo que nunca conoció, un obrero de la construcción que ya tiene demasiados problemas para que se le aparezca su padre rock star.
"Danny Collins" es una excelente comedia dramática con una historia original, muy buenas actuaciones y tal vez demasiados hilos argumentales que, de todos modos, logra unir razonablemente bien. Aun en los momentos más dramáticos, o sobre todo en estos momentos, Al Pacino logra arrancar carcajadas en el público, y por otro lado, dado que nunca fue cantante, sorprende cuando tiene que ofrecer el retrato de un astro de rock un tanto payasesco o más genuino según lo que pida cada escena.
El elenco es otro gran atractivo, empezando por el brillante Christopher Plummer que se luce como el veterano manager del protagonista. Y el director sabe como usar las mejores canciones de Lennon en un soundtrack que funciona como contrapunto irónico.