El regreso de Dios
Directo al corazón (Danny Collins, 2015), dirigida por Dan Fogelman, es una comedia con aires de melodrama protagonizada por uno de los actores más grandes de todos los tiempos: Al Pacino. Toda su gesta interpretativa regresa y se renueva a un estilo más sobrio, mostrando su soltura y facilidad para encarnar cualquier personaje. Si bien la película no es una obra maestra (y puede confundirse con una comedia romántica de mensaje superador), logra ser una grata experiencia para el espectador.
Danny Collins (Al Pacino) es una vieja leyenda y estrella del rock que sigue en carrera desde los años 70. Continua haciendo grandes conciertos, giras y aumentando su dinero. Tiene todo lo que desea del mundo y de la fama. Sin embargo el paso del tiempo lo aflige, vive desanimado pero piensa en el peso de la vejez: sus fans son señoras de la tercera edad que corean sus canciones completamente descolocadas. Los eufóricos conciertos resultan ser algo alejado de su personalidad, y siempre termina triste y apesadumbrado.
En ese camino lleno de drogas y amantes jóvenes, tiene un representante y amigo (Christopher Plummer) que le alegra la vida y lo mantiene en vilo para que no se derrumbe por completo. En su cumpleaños le tiene la mejor sorpresa: Una carta del mismísimo John Lennon -escrita en 1971- que nunca recibió. La carta cambia la vida de Danny pues el interrogante “¿Qué hubiera sido de él si la recibía en el momento adecuado?” le hace desmembrar todo su pasado. Cancela la gira, va a New Jersey en busca de su hijo (Bobby Cannavale) resultado de sus alocados años setenta, al cual nunca visitó.
Sin duda lo mejor de esta película -basada en un hecho real - es, por un lado, la interacción de Pacino con Cannavale. El drama de padre e hijo se queda plasmado de forma verosímil y directa. De otro, el humor negro guiado por un alto nivel de actuación del dueto Pacino-Plummer, haciendo perfectas sus apariciones para darle otros aires al film. Y aunque tiene una escena introductoria innecesaria, la película nunca es previsible, al contrario, gracias a los distintos registros que alcanza por su buen cast, tiene la virtud de manejar bien el contenido polémico y trágico de los personajes sin caer en lo sensiblero. La figura de Danny Collins extravagante y ridícula (estrella que solo parece servir para despilfarrar dinero) es quien une todo y se convierte en el gran titiritero del relato.
Al Pacino es quien enaltece la película y la hace crecer con su propia magia. Para los seguidores de este inmenso actor, verlo en esta oportunidad es un placer, una especie de despertar desde You Don't Know Jack (2010), donde ya daba bríos de que aún los grandes desafíos lo atraen. En Directo al corazón tiene que cantar y Pacino se arriesga, prueba y muestra que sigue en el Olimpo y tiene para rato.