Un titulo que entretiene con muchísimas creces y consigue que el espectador se identifique lo suficiente para seguir el viaje.
Si he de ser sincero no daba ni dos pesos por Divergente, ni dos pesos, ni dos centavos, ni dos de esos botones que en un bolsillo uno ingenuamente confunde por monedas. Entre a la privada, con el prejuicio a flor de piel por la terrible reputación que las adaptaciones cinematográficas de novelas Y.A. (Young Adult) vinieron cosechando por obra y gracia de Crepúsculo, (al igual las muchas que han tratado de repetir su “éxito”) solo para ser volteado del caballo y en buena lid.
Defender una película como esta no es fácil; primero no leí la novela en la que se inspira, y segundo, no lei la saga de libros de The Hunger Games (o vi sus adaptaciones cinematográficas; no me linchen) de la cual muchos creen esta saga es un plagio. Eso se lo voy a dejar a los fans. Aca la cuestión es si funciona como narrativa, y la respuesta, al menos desde mi humilde opinión, es que si.
No es una obra maestra, estas cambian la cinematografía y Divergente no apunta a eso. Pero me rehuso categóricamente a tildarla de mediocre, como muchos otros probablemente harán. ¿Qué motivos puedo tener? Principalmente, y por encima de todo, Divergente no aburre… para nada.
¿Cómo está en el papel?
En una Chicago post-apocalíptica rodeada por una gran cerca como resultado de una gran guerra, la sociedad está dividida en cinco facciones: Erudición, Abnegación, Osadía, Cordialidad y Verdad. Nuestra protagonista, Tris Prior, nació y fue criada dentro de la facción abnegada y al cumplir 16 años debe elegir a que facción va a pertenecer el resto de su vida. Previa a esta elección, debe someterse a un examen que le dira para que facción esta mas predispuesta. Dicho examen la muestra con igual predisposición para la Osadía, la Erudición y la Abnegación, o sea una Divergente, o sea que no entra en una categoría especifica, o sea una amenaza para esta sociedad que desea tener todo controlado.
Cuando ella debe elegir en una ceremonia, se inclina por la facción de Osadía, la que probara tener una iniciación con una serie de pruebas absolutamente desafiantes, tanto a nivel físico como a nivel mental. Pero a medida que progresa su entrenamiento, ella descubre que hay una conspiración por parte de la facción de la Erudición para desbancar del poder a los de la Abnegación, etapa en la cual no solo no podrá confiar en nadie sino que deberá cuidarse de que no descubran lo que ella es.
La historia pone a la protagonista desde el incidente desencadenante hasta el desenlace en una situación constante de elegir entre dos opciones irreconciliables. Todos y cada uno de los desafíos a los que se expone no solo representan un desafío físico, sino mental y emocional. En cada escena siempre hay algo en riesgo. En cada escena la protagonista aprende o se equivoca. Se fortalece y se debilita. Una montaña rusa que no da tregua. No pude sacar los ojos de la pantalla en ningún momento.
¿Pero que tal el costado temático, el subtexto? Aquí es habitualmente donde las historias Y.A. suelen pifiarla fiero, y es el objetivo de la mayoría de las criticas, bromas y ataques de quienes no toleran el género. ¿Cómo rinde Divergente en este apartado? Bastante mejor les diría, o al menos en comparación a sus poco ilustres antecesoras. No tiene lo que se dice ¡Guau, que profundidad filosófica!, pero las escenas siempre encuentran la manera de fusionar los conflictos y obstáculos con los temas de la película: los miedos, la confianza, la pertenencia y la identidad. En especial este último punto, ya que no se limita a una simple cuestión de confianza en uno mismo, sino de elegir un camino propio a pesar de que toda nuestra formación nos impulsa a encajar, a elegir un camino predeterminado que nada tiene que ver con nuestros deseos, o siquiera con lo que somos en el fondo. Es sobre la valentía de afrontar esa decisión, las consecuencias que esta conlleva, por devastadoras que estas sean y no rendirse. No olvidemos, es Y.A., y esas cuestiones son habituales y la película las sabe poner en el contexto de la historia sin necesidad de ser discursiva.
¿Y qué tal la subtrama romántica? Otro apartado en donde la mayoría de las historias Y.A. la pifian aun más fiero es en el desarrollo y el mensaje que estas dejan, y si he de ser brutalmente sincero, donde la mayoría de mis prejuicios estaban arraigados; “Pibe fachero, es obvio que termina ligando a la protagonista”. Si bien no hace falta ser un genio para saber que se va a dar así, lo que me hizo dejárselo pasar es como se termina dando. No es un romance arraigado en las apariencias y en el rol del interés romántico como el gran salvador de la protagonista cual damisela en apuros, sino todo lo contrario. Este la entrena, la guía, la inspira a confiar en si misma, pero la acción ultima siempre queda a manos de ella. Es un amor basado más en la confianza y en el respeto mutuo. Como debe ser.
¿Cómo esta en la pantalla?
Si bien tiene los efectos visuales y el diseño de producción justos y necesarios para hacer creíbles este futuro distópico, el aspecto técnico responde más a ser un trasfondo adecuado para el lucimiento físico y expresivo del aspecto interpretativo.
Shailene Woodley da vida con increíble madurez a Tris Prior. Ella despliega con fluidez y mucha credibilidad el enorme abanico de emociones que le exige el guion. Sabe como manifestar la fragilidad y a la vez la rudeza que adquiere su personaje con el devenir del relato. Su expresividad y su entrega fueron cruciales para poder seguir al personaje en su viaje.
Kate Winslet, en lo poco que aparece, da vida con mucha clase y precisión a una villana fría y manipuladora, dándole una distinción que otra actriz sin su talento hubiera reducido a un cliché.
Conclusión
Solo el tiempo dirá si la saga de Divergente se consolidará con el tiempo o quedara relegada a un efectivo primer episodio y nada más. Pero me veo obligado a decir que agradezco el que haya derribado mis prejuicios y me haya hecho pasar un rato más que agradable en la sala de cine.
Este título cumple de forma sobresaliente su intención de entretener, no decae en ningún momento y tiene las bases tematicas lo suficientemente cubiertas para no ser descartada como hueca. Si la eligen, mal no la van a pasar.