Gitanos, bohemios, exiliados, comida, música y conflictos. Cultura. Un poco de los elementos que suelen configurar las películas del director argelino Tony Gatlif. Djam, su última obra, vuelve siempre a esto que tanto le fascina. El film sigue el camino de una joven griega entre su país natal y Turquía, en el que el realizador expone una bellísima pasión por el mundo de esta zona de la geografía balcánica, sin dejar de enseñarnos los problemas sociales que allí germinan.