Lejos está de ser lo mejor del director, pero de todas formas Django desencadenado se disfruta. Quizá esta vez la unión de géneros y temas no le hizo bien (racismo, western de montaña, mansiones lujosas, peleas, etc). A mi parecer esta mezcla disgregó la atención y dejó a toda la historia sin eje.
En tema central no tuvo la fuerza necesaria y la historia secundaria (los porqués de Waltz y su vida) ameritaban más explicación. Muchas de las acciones de este odontólogo no están desarrolladas de la manera coherente y eso se debe a que faltó indagar desde el guion en su parte más humana.
La resolución está muy tirada de los pelos, a mi parecer poco creíble (hasta para el universo Tarantino), y coincido con la mayoría de mis colegas bloggeros que estiraron demasiado la trama (una primera hora y media que es un lujo, cae estrepitosamente luego), siendo otra de las cosas que contribuyen a que todo se diluya incluido el interés.
De bueno tiene lo que suele tener el sello tarantinezco, humor, ironía, y algún que otro homenaje o referencia al cine, en este caso en la manos de la hermana del malvada.
Del estilo western tiene también algunas coas, como los cortes bruscos de planos muy amplios a planos cortos; los planos americanos (de la rodilla para arriba) que digamos que son una necesidad en el western; la cámara siguiendo grandes recorridos en lugares despoblados, la iluminación, los colores tierras y verdosos (desde los lugares, hasta la vestimenta) y los tiroteos al por mayor. Faltó más. Después de soberbia referencia cinéfila en Malditos Bastardos, esto fue solo un aperitivo.
Asi y todo, Tarantino sigue entreteniendo, sus películas siguen siendo un gozo y aunque en este caso no lo aplaudo, de todas formas lo super recomiendo.
P.D.: Di Caprio en manos de un guion mejor, sería un excelente villano.