Si hay algo que no se puede negar, es que Quentin Tarantino sabe hacer muy bien su trabajo a la hora de despilfarrar (en el buen sentido de la palabra) todo su potencial y los recursos que viene archivando de todas aquellas cintas que vio a lo largo de su vida.
¿Y quién no lo haría con tremendo argumento?. Django sin Cadenas es una defensa de los derechos de la gente de color allá por el año 1858, en el cual la esclavitud era moneda corriente y los blancos se creían con poder sobre los otros. Comprar y vender personas era el mejor negocio sin dudas, pero había quienes no pensaban de ese modo. Este es el caso del Dr. King Schultz, un Christoph Waltz "tiernizado" y muy alejado de su multipremiado papel de Hans Landa, el malévolo coronel cazajudíos de Bastardos sin gloria (Inglourious basterds, 2009).
Volviendo a Django, se podría decir que combina elementos de un buen western con otro poco de acción. Está presente además el gore típico de Tarantino con una banda sonora más que sobresaliente (se atreve a jugar con el rap y el rock clásico al mejor estilo Elvis Presley, hasta una música melódica o más rítmica para las escenas en que vuelan las balas, salpica la sangre y revientan cerebros) y una fotografía increíble que sabe mechar distintos matices y colores al mismo tiempo.
Para quienes no lo conocen demasiado el estilo "tarantinesco", puede resultar a veces excesivamente violento y puede pasar del drama más profundo y desesperante de un esclavo que intenta recuperar a su mujer comprada por los blancos hasta el más absurdo humor conservando siempre los diálogos brillantes. Este director de improvisado no tiene nada. En sus películas todo puede pasar.
Si de personajes hablamos, en el de Jamie Foxx se destaca su construcción y evolución; en Leonardo DiCaprio vemos a un despiadado líder de pandillas asesinas que mantiene cautivos a miles de esclavos y comete con ellos las peores atrocidades, hecho que nos desconcierta y le arranca al espectador todo rezago de sus personajes anteriores; y por último, es colosal el rol de Samuel L. Jackson que interpreta a un ser detestable que se desquita con la gente de su misma condición.
El guión contiene varios saltos y es de ritmo vertiginoso. Aun en las escenas tranquilas se percibe la acción y la incertidumbre, y seguramente quedarán grabadas en la retina las secuencias más ruidosas y salvajes llenas de tiros que no son poca cosa. Se repiten a lo largo del metraje pero nunca resultan ser igual.
En resumen, Django sin Cadenas (que difiere mucho de la Django de 1966, en especial por su personaje principal) no es la mejor película de Quentin Tarantino, pero sin dudas forma parte del catálogo de obras maestras del cine actual. El realizador toma un tópico complicado y hace y deshace a su gusto. Eso sí, toma una clara postura y destierra al racismo de la misma manera que destroza la ideología nazi en Bastardos...
Una película para sentarse no sólo a ver sino también a disfrutar. Una estética formidable con giros y sub géneros que redefinen el western como tal de un modo personal. Imposible aburrirse con tremenda pieza de cine de autor y menos aun con las increíbles actuaciones con las que cuenta.
4/5
SI
Ficha técnica:
Título Original: Django Unchained
Dirección: Quentin Tarantino
Guión: Quentin Tarantino
Estreno (Argentina): 31 Enero 2013
Género: Western
Origen: Estados Unidos
Duración: 165 minutos
Clasificación: AM 16
Distribuidora: SONY PICTURES
Reparto: Jamie Foxx, Christoph Waltz, Samuel L. Jackson, Leonardo DiCaprio, Amber Tamblyn, Walton Goggins, Jonah Hill, Don Johnson, Zoe Bell, James Remar, Kerry Washington, Robert Carradine, James Russo, Tom Savini, Bruce Dern