Obra de teatro exitosa llevada al cine, Dóberman tiene el mérito de esforzarse por trascender las limitaciones del teatro filmado. Y lo consigue, a medias, con exteriores de un soleado paisaje de las afueras de Buenos Aires, en una tarde -la acción es en tiempo real- en la que una mujer espera a su hijo cuando recibe la visita de Mirna -la talentosa Maruja Bustamante-, con evidentes problemas psicológicos y una personalidad imprevisible. Lo cotidiano, hecho de charlas anodinas y observación de costumbres, se va complejizando, ganando tensión y tono amenazante, con situaciones que nacen del diálogo entre estos personajes femeninos. Y un dóberman, uno de esos perros que impone respeto.