Entre dos mujeres
Si se hubiese tratado de un cortometraje, la propuesta de la directora Azul Lombardía posiblemente hubiera generado mayor expectativa. Sin embargo, Doberman , cuyo origen es teatral acusa precisamente un tiempo teatral en su puesta en escena, algo que la lleva al terreno pantanoso del exceso.
Las dos mujeres en el centro de la extensa charla de entre casa que va tomando carices diferentes que anuncian algo explosivo logran por momentos eclipsar la atención del público, mérito de las actrices Maruja Bustamante y Mónica Raiola (esta última más conocida en el circuito del último cine argentino) aportan de la cadencia de sus enormes parlamentos su cuota de originalidad.
No obstante, las charlas derivativas que no escapan al costumbrismo, la constante alusión a la infidelidad con historia de hombres que se van con “pendejas”, el culto al cuerpo y el chusmerío de barrio terminan en una redundancia que a los veinte minutos de película no se altera salvo en sutilezas y cambio de tonalidad en el habla.
Es por ese motivo que la película nunca llega a explotar, es larga para lo que quiere contar y demasiado afincada en una sola dirección.