La nueva película de Marvel lleva al protagonista a lidiar con la amenazante Scarlet Witch en una serie de universos paralelos. Con Benedict Cumberbatch, Elizabeth Olsen, Benedict Wong y Rachel McAdams.
Voy a decirlo de entrada aunque esto genere que muchos abandonen esta página inmediatamente. Viendo DOCTOR STRANGE EN EL MULTIVERSO DE LA LOCURA llegué a una triste conclusión sobre el Universo Marvel, una que va más allá de si la película es excelente, buena o pésima. Me di cuenta que ya no me importa, que no me interesa nada de lo que sucede, que no logro involucrarme más en sus historias ni en lo que les vaya a suceder a los personajes. No se trata acá de «no entender lo que pasa en la trama» ni quejarse de que hay que ir al cine con un manual para captar todas las referencias (eso puede seguir estando ahí, pero no es de lo que hablo acá) sino, simplemente, que me da lo mismo lo que les suceda a los personajes. Y esto no siempre fue así.
Aún con mis problemas, diferencias de criterio y algún disgusto con el poder que Marvel está teniendo en el marco de la industria cinematográfica, las películas de las primeras fases podían interesarme más o menos en lo específico –había mejores, peores, más atractivas, más funcionales, etcétera– pero algo me conectaba con personajes con los que había crecido. Si bien nunca fui un fanático lector de cómics, crecí con versiones de personajes como Hulk, Capitán América, Iron Man, Thor y El Hombre Araña. Reconocía sus personalidades y sus destinos, dentro de todo, me interesaban.
Con estas nuevas fases de Marvel tengo dos problemas en paralelo. Primero, los personajes no me importan, no me interesan, no los conozco, no logro ni involucrarme con ellos ni saber bien cuáles son sus poderes ni sus debilidades. Son, para mí, completamente intercambiables. Un día Scarlet Witch puede ser la persona más poderosa del Multiverso y no sé porqué. Otro día puede serlo Doctor Strange. Y mañana viene otro y lo cambia todo otra vez. No logro que me interesen sus problemas ni disfruto de sus triunfos.
Y el otro asunto pasa por el giro narrativo hacia la idea de los multiversos y mundos paralelos. Lo que era simpático y hasta fascinante en el film animado de EL HOMBRE ARAÑA que habilitó este asunto, ahora es un vale-todo que sirve para dar vuelta la idea de causas y consecuencias a un punto tal que tampoco importa demasiado lo que sucede. Alguien muere acá pero sigue vivo allá, otro es un héroe acá y un villano allá, y cuando uno se acomoda aparece un tercer multiverso y así, ad infinitum. Si los personajes no te importan y su destino es volátil, movedizo y casi cien por ciento digital, ¿qué sentido tiene la experiencia?
Dicho esto, puedo entender que algunos disfruten del toque Raimi en esta película. Pese a su historia rebuscada de portales entre uno y otro universo –y más allá de los cameos y apariciones especiales que despiertan en supuestos críticos adultos fanatismos inesperados– y al desinterés por su trama en sí, uno logra ver que el tipo ha armado escenas que coquetean con el cine de terror, hasta con el arte conceptual, dándole un costado entre pop y old-school a algunos momentos. Y así, separadas del contexto, uno puede apreciar momentos de inspiración visual y dinámica de la puesta en escena que valen la pena en sí mismos.
No son suficientes para darle un verdadero valor a la experiencia, pero si uno se aisla del desarrollo narrativo (algo que no me cuesta mucho hacer) puede enfocarse en eso. Las monstruosas criaturas y enormes guardias que atacan aquí o allá bien podrían salir de una película fantástica asiática y por momentos la estética de la película se asemeja a un combo entre la tapa de un disco de Iron Maiden con otro de Yes. Hay versiones de Strange que son de cine de terror y Wanda/Scarlet Witch por momentos tiene algo de villana de película de Drácula o de versión sanguinaria de las clásicas brujas de Disney. Y eso, en medio del tedio narrativo, se aprecia.
America Chavez (Xochitl Gomez) es un buen aporte al mundo Marvel. Si bien la chica (que tiene el poder de pasar de un universo a otro como si nada y es eso, precisamente, lo que Scarlet busca) no tiene demasiada acción aquí, es evidente que pronto la tendrá. A Cumberbatch lo veo más pendiente del cheque millonario que de otra cosa (igualmente, siempre muy profesional y dedicado, le pone el cuerpo al asunto) y el personaje de Wanda me sigue resultando un tanto incomprensible. Y eso que WANDAVISION me pareció una gran serie.
Dicho esto, asumo que si el mundo de la Fase 4 (o la que sea en la que estamos) del MCU le interesa a los espectadores, DOCTOR STRANGE Y EL MULTIVERSO DE LA LOCURA es un producto que apreciarán y valorarán. Dentro de las posibilidades de esta etapa de facturación de la compañía, contratar a Raimi es por lo menos la prueba de que se atreven a seguir corriendo algunos riesgos, aún pese al fracaso de ETERNALS, de Chloe Zhao. Como se dice en tantos finales de relaciones de pareja, acá estamos ante un claro caso de «no sos vos, soy yo». Ustedes que pueden, disfrútenla.