(Stephen Strange recibe un papel con el nombre "Shambhala")
- ¿Qué es esto?. ¿Mi Mantra?
- No. Es la clave del WiFi. ¡No somos salvajes!
Formidable. Existían millones de maneras en que Doctor Strange podía ser un fracaso estrepitoso y ocasionar la caída en desgracia del Universo Cinemático Marvel - ya fuera porque un mago no es un personaje tan interesante o espectacular como lo es un superhéroe; o que se enredara con sus propias palabras al disparar toneladas de mitología creada sobre la marcha; o que el mismo Benedict Cumberbatch resultara tan estoico y pedante que no estuviera a la altura de otros carismáticos intérpretes de personajes Marvel; o que un director proveniente de un género tan despreciado como es el terror (Scott Derrickson) no pudiera manejar la premisa con el mismo vuelo artístico que otros talentosos cineastas reclutados para el MCU; e incluso que lo visual fuera una simple regurgitación de los efectos especiales de Inception (un detalle que todos temían desde el lanzamiento del primer trailer) -, pero el filme de Scott Derrickson no sólo se da maña para salir airoso de todos estos desafíos sino que se convierte en lo que posiblemente sea el capítulo mas original e inteligente del Universo Marvel. Doctor Strange: Hechicero Supremo es una gozada para los ojos y para las neuronas, ya que se las apaña para fusionar conocimientos ancestrales, teorías New Age y cuestiones existenciales de manera altamente inspirada, creando una épica de trasfondo trascendental sin abandonar el formato del cine de superhéroes. Es tan potente lo que Derrickson ha conseguido aquí, que me parece imposible superarlo - o al menos igualarlo - en una posible secuela.
El personaje de Stephen Strange es fruto de la febril imaginación de Steve Ditko, un tipo que ha dado a luz toneladas de personajes interesantes como Mister A, Question, Blue Beetle, Capitán Atom (si no les suenan todos estos personajes de Charlton Comics, entonces fíjense en quienes se inspiró Allan Moore para crear los caracteres de Watchmen) y, desde ya, ese ícono del mundo de la historieta que es Spiderman (en conjunción con Stan Lee). En 1963 (cuando surgió la tira) ya existían otros magos en el mundo del entretenimiento, caso del comic de Mandrake el Mago (creado por Lee Falk en 1934), o el extenso serial radiofónico Chandú el Mago, el cual fue emitido desde 1932 hasta 1950 y tuvo dos exitosas adaptaciones cinematográficas. Mientras que estos personajes eran básicamente detectives de serial condimentados con un toque exótico como es el ilusionismo, Stephen Strange resultaba mas un hechicero con super poderes misticos - en la onda del arturiano mago Merlín -, el cual era alimentado por crípticas teorías cosmológicas que creaba Ditko para la tira. Nunca fue un pionero de ventas, ni siquiera cuando obtuvo su propia revista en 1968. Cancelada y revivida varias veces, Doctor Strange tuvo un sinnúmero de reinterpretaciones, llegando incluso a jugar en el rol de villano y ser un aliado del Doctor Doom. Un detalle curioso es que, entre todas las propiedades intelectuales de Marvel, Doctor Strange resultó ser una de las mas populares para ser adaptada al cine - quizás porque el público, en los años 70s y 80s, digería mas facilmentel la idea de un mago que la de un superhéroe -. En 1978 rodaron un piloto para TV protagonizado por Peter Hooten, el cual tuvo la mala suerte de ser emitido en el mismo horario que la megaexitosa miniserie Raíces, razón por la cual no lo vió casi nadie y el proyecto terminó siendo cancelado. Después llegaría 1992 y los hermanos Albert y Charles Band decidieron llevar el personaje a la pantalla grande... lástima que se le vencieron los derechos justo antes de rodarla. Obligados por el tiempo y la inversión realizada, los Band decidieron reciclar el libreto sobre la marcha, cambiando detalles de la historia y el nombre del personaje, y dando a luz Doctor Mordrid, la cual es considerada una adaptación (extraoficial) muy potable del personaje. Y por último llega este filme de Marvel por el cual pasaron interesados de la talla de Alex Cox, David S. Goyer, Wes Craven, Chuck Russell y Stephen Norrington a lo largo de 20 años. Varada en el development hell desde 1984, Doctor Strange sólo pudo tomar vuelo cuando Scott Derrickson (responsable de la remake de Ultimatum a la Tierra, El Exorcismo de Emily Rose y Siniestro, entre otros filmes) se hizo cargo del proyecto. El resultado final puede definirse como el mas Nolanesco de los filmes Marvel - por lo intelectual y por lo visual -; y si bien Derrickson toma la imaginería visual de Christopher Nolan de Inception como punto de partida, la expande a la enésima potencia al intercalar - en sus ciudades plegables y mutantes - portales interdimensionales de todo tipo y color, universos paralelos y criaturas de existencia imposible.
La primera media hora es un drama denso, inusualmente serio para lo que son los filmes Marvel (lo único equiparable sería la tristísima intro de Guardianes de la Galaxia, la cual apenas duraba cinco minutos en pantalla). Muchas reseñas apuntan a Doctor Strange como un reciclado mas dramático de la primera Iron Man - tipo arrogante que recibe un severo golpe en su autoestima y descubre su destino de salvador de la humanidad después de sobrevivir una experiencia traumática - pero, aún en sus estadíos iniciales y nada heroicos, el personaje de Robert Downey Jr era infinitamente mas digerible que el pedante Stephen Strange, el cual se cree Dios sobre la Tierra a la hora de operar, y al cual nadie lo soporta. Es imposible simpatizar con semejante cretino al cual ni siquiera su amante tolera - Rachel McAdams, mas un adorno bonito que un caracter con peso en la historia -. Strange se pega un hermoso palo con su Lamborghini, se revienta las manos (la escena donde se despierta en el hospital y descubre que tiene empotrados 11 clavos de titanio en sus dedos es impactante), se entera de que no puede volver a operar (y eso que era un neurocirujano de la gran siete, inventor de técnicas revolucionarias, famoso y podrido en dinero), y entra en estado de desesperación después que los meses (y las cirugías) pasan sin generar el mas mínimo cambio en el irremediable temblor que afecta a sus manos. A Strange le pasan el dato de un discapacitado que volvió a caminar de manera milagrosa, y el tipo descubre que el paciente hizo una temporada en un misterioso templo en los Himalayas. Al principio el escéptico Strange viaja al templo, choca con la regente del mismo - la siempre andrógina Tilda Swinton en un papel que rebosa carácter y sabiduría - y mantiene una deliciosa discusión sobre ciencia, misticismo milenario y culturaNew Age, en donde el mal carácter del doctor termina por tirar todo por la borda. El tema es que Strange tiene una mente brillante y una aptitud innata para la magia, y debido a que el templo ha entrado en guerra con un monje renegado (Mads Mikkelsen, fantástico como siempre) que ha robado las instrucciones de un rito secreto y planea entregar al planeta a una entidad de la Dimensión Oscura a cambio de poder e inmortalidad, la desconfiada Swinton debe enrolar a Strange para contar con sus talentos a la hora de enfrentar a los rebeldes. Para cometer su misión Mikkelsen y sus acólitos deben destruir tres santuarios ocultos en las ciudades de Nueva York, Londres y Hong Kong, tras lo cual los escudos místicos del planeta caerán y la entidad vendrá a tragarse a la Tierra. Es por eso que Strange recibe un curso express de magia, el cual acelera soberanamente debido a su brillantez y a su capacidad de devorar información que lo apasione. En poco tiempo Strange llega al sector de ritos prohibidos de la biblioteca del templo, y empieza a descubrir cosas que ni siquiera su mentor Mordo (Chiwetel Ejiofor, siempre adecuado en lo suyo) estaba enterado en todos los años de residencia que pasó en el templo.
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Cuando Benedict Cumberbatch llega a Nepal es cuando el filme entra en los carriles propios de Marvel, esas rutinas a prueba de balas que hacen grandes y disfrutables a sus filmes. El cinismo de Cumberbatch comienza a materializarse en ironías muy cómicas - que van desde el password del WiFi del templo (!) hasta las bromas sobre Wong, el bibliotecario que tiene un solo nombre y que Cumberbatch compara con Adele -, en donde el inglés sí empieza a canalizar (aunque de manera mas medida) a Robert Downey Jr. Por otra parte, para que la magia no sea algo tan aburrido como hacer con las manos movimientos raros (e invisibles) en el aire, la gente de efectos especiales ha decidido materializar los ritos en forma de simbolos de fuego plagados de caracteres intrigantes, los que van desde escudos hasta espadas de diseño pintoresco. El otro punto que dispara la adrenalina del filme es cuando Mikkelsen y sus huestes comienzan a atacar los santuarios, momento en el cual la imaginería visual de Inception (en una versión hipercafeinada) comienza a materializarse en pantalla. Dimensiones paralelas (o espejo), la posibilidad de deformar edificios, convertirlos en gigantescas máquinas de picar, doblar ciudades enteras, alterar la gravedad, crear agujeros de gusano y saltar a otra ciudad / universo son parte de la parafernalia de efectos especiales que inundan el filme y resultan formidables. Hay una secuencia notable en donde Strange pelea con los villanos y los va tirando en distintas partes del planeta a través de una puerta mágica que, según como se gire la llave, visualiza desiertos, selvas, montañas u otras ciudades del globo. Por otra parte Cumberbatch gana dimensión de héroe y toda nuestra simpatía cuando se le pega el Manto de Levitación - una capa con vida propia que elige a su poseedor y que machaca a golpes a varios de los esbirros de Mikkelsen (hagan de cuenta que es la versión badass de la alfombra mágica de Aladdin) -, la cual es una máquina de generar gags.
Entre eso, las ciudades plegables y las peleas mano a mano en el mundo de los espíritus - hay una escena notable en donde Benedict Cumberbatch yace moribundo en la sala de urgencias de un hospital y su espíritu (que flota en el lugar) tiene que molerse a palos con el de Scott Adkins para evitar que éste termine de rematarlo (para lo cual se tiran con todo tipo de cosas materiales que haya en el lugar, lo que le da la impresión (a los humanos inocentes que presencian el evento) de que se trata de un violento fenómeno Poltergeist) -, son razones de más por las cuales Doctor Strange, Hechicero Supremo resulta ser un coctel alucinógeno tremendamente original y adictivo. No sólo Scott Derrickson brilla en la dirección sino que su libreto es genial por la simplicidad y credibilidad de las explicaciones, ya que es tremendamente didáctico al detallar una tonelada de mitología inventada exclusivamente para el personaje. Muy pocos guionistas tienen semejante capacidad para poner en autos al público sobre la existencia de un vasto y complejo universo de ficción, enseñarnos sus reglas y hacer que funcione de manera creíble. El único antecedente que se me ocurre es el de Peter Jackson en su Trilogía del Anillo
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Doctor Strange, Hechicero Supremo es otro hito Marvel. Es menos familiar y juvenil que sus títulos de superhéroes, pero desborda intensidad y originalidad. Quizás sea el filme mas innovador e inteligente que ha dado el Universo Marvel hasta ahora - lo que hemos visto hasta ahora no deja de ser aventuras de matinée hechas con gran altura y mucho talento que siguen carriles ya conocidos -, simplemente porque se mete en un terreno desconocido, crea sus propias reglas, y sale airoso. Y, con la deliciosa secuencia post créditos con Thor, el personaje termina de integrarse con pasmosa gracia al resto del Universo Marvel, mas aún cuando uno considera que el amuleto preferido de Strange contiene una de las Piedras del Infinito: una pista que abre la puerta para que el personaje - y todo el panteón cinematográfico Marvel - descollen con toda su furia en la próxima película de los Vengadores, cuya espera se me hace tan larga como desesperante.