SORPRESA Y DIVERSIÓN
El personaje creado por Stan Lee (aparece brevemente en el film) dibujado por Steve Ditko acorde a la época: psicodélica, de prácticas alucinógenas, de fascinación por lo fantástico. El inicio de los sesenta. Y en esos dibujos se basaron los efectos especiales que lucen el trabajo de 49 profesionales, 3000 diseños y 40 maquetas. Una inversión millonaria para un tanque que es el inicio de una saga. Se filmó en Londres, Nueva York, Katmandú y Hong Kong y se fabricaron sets inmensos, de 1200 metros cuadrados. Todo para los universos paralelos, multiverso y dimensiones alternativas. El resultado es una muestra de efectos especiales realmente fascinantes, algunos recuerdan sin dudas el mundo de “El origen” de Cristopher Nolan, y a The Matrix, que ocupan buena parte de la película. El protagonista es perfecto, un Benedict Cumberbatch que responde al personaje egocéntrico en desgracia (un cirujano cerebrovascular que en un accidente se lastima sus manos y no puede ejercer) que va en busca de un cura y resulta transformado en superhéroe con capa que le permite levitar y todo. Cumberbatch es a Strage, lo que Robert Downey jr. a Ironman y Ryan Reynolds a Deadpool: único e irreemplazable. Con humor, sarcasmo y en plena transformación de ser insoportable a imprescindible para el mundo. Un superhéroe distinto, original y atractivo. Lo acompañan Chiwetel Ejiofor, Rachel MacAdams, Benedict Wong, Tilda Swinton y siguen los nombres. Dirige Scott Derrickson. El resultado es pura sorpresa y diversión de marca mayor.