Doctor Strange: Hechicero supremo

Crítica de Gregorio Catalan Berce - Subjetiva

MARVEL APUESTA POR LA MAGIA

Strange no tiene superfuerza, no corre muy rápido, no tiene armas indestructibles y no vuela. No en el sentido convencional, al menos: la capa lo lleva a él y no al revés. La mayoría de los mortales que no son cercanos al universo del cómic probablemente no conocían al que es, sin duda, uno de los héroes más poderosos de Marvel.

Stephen Strange (Benedict Cumberbatch) es un neurocirujano con tanta habilidad como narcicismo. Un accidente automovilístico lo deja con las manos incapacitadas y la moral por el suelo. La medicina tradicional, a la que dedicó su vida, flaquea y apenas le permite algo de movimiento. Se entera de un lugar al otro lado del mundo donde podría encontrar una cura: Kamar-Taj. Sin embargo, al llegar no encuentra un centro de recuperación, sino un santuario donde descubre la magia y a criaturas de otros planos que quieren perturbar el nuestro.

Scott Derrickson (Sinister, Líbranos del mal) se alejó del cine de terror para adaptar el cómic del Hechicero supremo. La historia está muy bien llevada por sus protagonistas, que adquieren en la mayoría de los casos la profundidad necesaria. Cumberbatch se destaca, como no podría ser de otra forma: su interpretación es similar a la de Holmes, aunque menos estructurada y más divertida. Tilda Swinton como El ancestral fue una apuesta irreprochable habiendo visto el producto final, a pesar de la polémica que levantaron su género y sus raíces celtas por no corresponderse con el personaje de la historieta.

Algunas historias que relatan el origen del héroe pueden volverse tediosas, sobre todo porque el esquema tiende a repetirse. Sin embargo, la temática fuera de lo común y los toques de humor acertados hacen que la trama avance sin problemas. Apenas hay algún punto donde el guión no cierra del todo, pero queda opacado por los excelentes efectos que hubieran hecho imposible una película live-action de Strange de este calibre apenas unos años antes. Las imágenes creadas por computadora son extremadamente vistosas y hacen valer la pena ir al cine; tal vez trabajos así sean el verdadero remedio contra la piratería. No obstante, llega a ser un arma de doble filo, cuando a veces no se sabe a dónde mirar porque todo llama la atención y la vista se pierde entre todo lo que pasa al mismo tiempo.

El punto débil, como tantas otras veces, es el antagonista y sus motivaciones. Tampoco es tan grave, Kaecilius (Mads Mikkelsen) las tiene, tiene un por qué hace lo que hace, pero el no haberle dedicado casi nada a su origen personal lleva a la sensación de que falta algo. Por otro lado, el maquillaje que tuvieron que usar él y sus súbditos es, cuanto menos, discutible. Parecen más el cisne negro que invadidos por un poder oscuro y terrible.

Por último, lo infaltable de la mano de Marvel: el cameo necesario de Stan Lee, bastante más evidente que en otras películas y las escenas post-créditos. Por supuesto, no hay que adelantar nada, pero está bueno aclarar que son el punto justo para introducir a Strange de lleno en el universo ya construido.

DOCTOR STRANGE: HECHICERO SUPREMO
Doctor Strange. Estados Unidos. 2016.
Dirección: Scott Derrickson. Intérpretes: Benedict Cumberbatch, Tilda Swinton, Chiwetel Ejiofor, Rachel McAdams, Mads Mikkelsen, Amy Landecker, Scott Adkins, Michael Stuhlbarg, Benedict Wong. Guión: C. Robert Cargill, Joshua Oppenheimer, Thomas Dean Donnelly. Dirección de fotografía: Ben Davis. Diseño de producción: Charles Wood. Diseño de vestuario: Alexandra Byrne. Montaje: Wyatt Smith. Producción: Kevin Feige. Producción ejecutiva: Alan Fine, Charles Newirth, Louis D’Esposito, Stan Lee, Stephen Broussard, Victoria Alonso. Duración: 115 minutos.