La magia del cine
Cuando parecía que todas las trasposiciones de las historietas de Marvel habían llegado a un punto sin retorno tras Deadpool (2016), en donde el irreverente héroe rojo bordea el ilícito y se maneja dentro de un límite muy fino entre el delinquir y el hacer bien, llega Doctor Strange: Hechicero supremo (Doctor Strange: The Sorcerer Supreme, 2016), película de Scott Derrickson (Líbranos del mal) que no sólo logra imponer su conocimiento de género, sino que principalmente, eleva este tipo de producciones a otro nivel, y construye un film familiar con una lograda producción.
La historia de cómo el Dr. Stephen Strange (Benedict Cumberbatch), un excéntrico cirujano multimillonario, amante de los lujos y la buena vida, debe asumir tras un accidente una nueva manera de relacionarse con el mundo, dejando de lado su ego y comenzando a depender de los demás, principalmente de su novia (Rachel McAdams), es sólo el puntapié inicial para una propuesta que tiene como epicentro la sabiduría budista y una conexión física para construir una sólida propuesta visual y narrativa.
Mientras el Dr. avanza con algunas mejoras en su fisiología, su cabeza, impecable por cierto, sigue tratando de comprender cómo puede hacer para volver el tiempo atrás a ese instante en donde todo era perfecto y él podía ser dueño de sus actos. Al enterarse que una persona recibió una tratamiento particular para poder volver a caminar, se embarca sin decirle nada a los suyos a encontrarse con esa especialista (Tilda Swinton) que le habilita la posibilidad de viajar en el tiempo y de alguna manera, volver a recuperar su potencial y capacidad para seguir adelante. Pero como “todo gran poder conlleva una gran responsabilidad” ese fortalecimiento corporal lo lleva a ser parte de la resistencia y tratar de detener un siniestro plan para destruir la tierra.
El guión del propio Derrickson, más Jon Spaihts y C. Robert Cargill, profundiza en el humor que la serie original de Stan Lee y Steve Ditko proponía y se apoya en el nivel actoral de un elenco de lujo que apuesta a trabajar sus personajes con una solvencia y una calidad que impacta. Doctor Strange: Hechicero supremo llega para que el universo Marvel se recargue con una película que más allá de su sólido elenco eleva la propuesta con un potente desarrollo visual, que recuerda por momentos a films clásicos de género, pero también a propuestas más recientes como El Origen (Inception, 2010) o Interestelar (Interstellar, 2014).