Mike Flanagan es uno de los realizadores más interesantes que surgieron en los últimos años dentro del cine de horror y hasta la fecha sus trabajos no decepcionaron.
A través de muy buenas películas como Absentia (2011), Oculus (2013) y la historia de origen de Ouija (2016) demostró un dominio contundente del género.
Una cuestión que se consolidó en su mejor expresión con la excelente miniserie de Netflix, The Haunting of Hill House (2018).
Dr.Sleep es una propuesta diferente del cineasta ya que se trata de un thriller con elementos sobrenaturales que en ocasiones manifiesta algún guiño a los relatos de terror.
El gran desafío para Flanagan en este caso pasó por desarrollar una continuación de El resplandor, de Stanley Kubrick, que tal vez fue la última verdadera obra maestra que brindó este género en las últimas décadas.
Una producción que no fue una adaptación rigurosa de la novela de Stephen King (el autor la odió en su momento) pero en materia de cine ofreció una película extraordinaria que no en vano se convirtió en un clásico.
En Dr. Sleep Flanagan presenta una exploración interesante de la mitología de la obra original donde el director logra salir bien parado hasta que la trama llega al complicado tercer acto.
La introducción de la versión adulta de Danny Torrance, a cargo de un excelente Ewan McGregor, y los nuevos personajes está muy bien trabajada y el film enseguida te envuelve dentro del conflicto.
Creo que esta producción encuentra su mejores momentos en los primeros dos actos donde la narración se esfuerza en darle una identidad propia a la continuación.
Todo el conflicto entre los personajes con poderes psíquicos y la enorme carga que representa contar con esas habilidades plantea ideas interesantes.
El gran gancho de esta película se encuentra en esa tremenda villana que es Rose The Hat a cargo de una memorable Rebecca Ferguson, quien se come sola esta película.
Ella es el corazón y alma de la producción y logra que el trabajo de Flanagan funcione hasta la llegada del clímax.
Me encantó lo que hizo con este personaje y cada escena en la que aparece se disfruta muchísimo.
Dentro del reparto también sobresale el casting de Kyliegh Curran, una joven actriz que aspira a tener una carrera importante.
La madurez de su interpretación y la enorme empatía que despierta indicaría que llegó para quedarse y en adelante la veremos más seguido en el cine.
La gran química que tiene con McGregor y esos duelos con Ferguson contribuyen a que la película se disfrute muchísimo.
Mi problema con Dr.Sleep tiene que ver con el tercer acto y el desarrollo del clímax donde esta propuesta decae notablemente. De hecho mientras más repaso en la mente este segmento menos me gusta.
No leí la novela de King por lo que no puedo juzgar la adaptación, pero mis objeciones pasan por cuestiones cinematográficas.
Me quedó la sensación que Mike Flanagan dirigió este film hasta el momento en que la trama se traslada al Hotel Overlook.
Luego parecería que la realización se la cedió a un equipo de ejecutivos de marketing del estudio donde hicieron gala de los peores lugares comunes.
Dr.Sleep encuentra sus mejores momentos cuando construye su propia identidad e intenta a hacer algo diferente y se debilita notablemente luego con el festival del fan service.
Todo el tour por el hotel resulta completamente innecesario, especialmente cuando se copian en más de una oportunidad escena por escena del clásico de Kubrik.
La identidad de Flanagan como realizador se desvanece y su obra se encarrila por el cliché hollywoodense.
Me parece que no era necesario abordar el recuerdo de El resplandor de un modo tan burdo. Podían haber buscado otra manera creativa de hacer lo mismo sin caer en escenas tan obvias.
El duelo final entre Danny Torrance y Rose The Hat parece salido de un capítulo de la serie Supernatural (con todo respeto a su comunidad de fans) y tiene poco que ver con la impronta que caracteriza el cine de Flanagan en este género.
Más allá de estas cuestiones la película se disfruta bastante y saca adelante el desafío de presentar una continuación de un clásico tan importante.