Doctor Sueño

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Volver al hotel Overlook, casi 40 años después, es conmocionante, no solo para Danny Torrance, que cuando tenía 5 años debió escapar de su padre, Jack, que quería destrozarlo hacha en mano en el laberinto helado.

También para el público que tiene a El resplandor como a una de las mejores películas que haya visto.

La vara estaba muy alta y, seamos sinceros, todos los fans sabíamos antes de ingresar a la sala que Doctor Sueño no iba a estar a la altura de la película de Stanley Kubrick.

ESPECTÁCULOS

SUSCRIBITE

Buena

Doctor Sueño: De lo psicológico a lo explícito

La secuela de El resplandor pierde en la comparación ya por el abordaje y la trama en sí misma.

Danny, adulto. Ewan McGregor es el hijo de Jack... 40 años después. FOTO: WARNER BROS.

PABLO O. SCHOLZ

COMENTARIOS

(0)

 06/11/2019 - 12:31Clarín.comEspectáculosCine

Stephen KingEwan McGregorCríticas De CinePelículas De TerrorSpot

Volver al hotel Overlook, casi 40 años después, es conmocionante, no solo para Danny Torrance, que cuando tenía 5 años debió escapar de su padre, Jack, que quería destrozarlo hacha en mano en el laberinto helado.

También para el público que tiene a El resplandor como a una de las mejores películas que haya visto.

NEWSLETTERS CLARÍN

Lo más leído del día | Enterate de qué se habló hoy para no quedarte afuera del mundo

Recibir newsletter

La vara estaba muy alta y, seamos sinceros, todos los fans sabíamos antes de ingresar a la sala que Doctor Sueño no iba a estar a la altura de la película de Stanley Kubrick.

Y no lo está.

Y no lo está porque ya la novela de Stephen King, en su trama, la presentación de los personajes y el modo de “explicar” el fenómeno del resplandor que tienen Danny y otros no condice con el terror psicológico que brotaba de las páginas del libro original y de la película.

Doctor Sueño arranca con la misma música de El resplandor. La intención es que vivenciemos la misma sensación, la misma atmósfera que en los cines hace 39 años. Estamos en Florida 1980, poco después de los hechos en el Hotel Overlook. A Danny se le aparecen imágenes recurrentes, todas referidas al Overlook. Y allí, en la pantalla, está el travelling, con la cámara bajita, de Danny de espaldas y su triciclo por la alfombra del hotel, el cuarto 237.

No, no es el mismo actor, claro. Es imposible.

¿Importa? ¿Importa que otra actriz sea Wendy? Es evidente que quienes reemplazan a los personajes originales intentan imitarlos en sus gestos, al margen del parecido físico que tengan, o no.

¿Importa?

Lo que sí importa es que el miedo que uno sentía por lo sobrenatural en El resplandor, aquí sea explícito. Que si en El resplandor había sólo un golpe de efecto (el hachazo de Jack a Hallorann), Doctor Sueño tenga varios: es un filme de terror como los que se estrenan jueves tras jueves. Todo lo que era sugerencia, aquí es ofrecido en bandeja.

Esa es la diferencia.

¿La historia? Danny irá creciendo, y ya adulto, en un pueblito de New Hampshire descubrirá que una niña tiene un resplandor más fuerte que el suyo. Se comunican (se hablan uno en la cabeza del otro). Una tribu de fantasmas hambrientos se nutre del “vapor” que emana de niños resplandecientes, que sale de sus bocas cuando sufren o los matan. El resplandor los alimenta. Rosie la Chistera (Rebecca Ferguson) es la líder.

El resplandor tenía un elemento crucial: el encierro y el aislamiento de Wendy y Danny en el hotel, habitado por fantasmas y un Jack cayendo en la endiablada demencia. Doctor Sueño, no.

Ewan McGregor pone, exhibe toda la extrañeza que le cabe a Danny adulto en este filme que, si se lo ve y entiende como un homenaje a El resplandor, puede caer mejor.