Channing Tatum en una aventura que no es lo que aparenta
Con mas corazón que salvajismo, el actor de “Magic Mike” se pone delante y detrás de cámara para realizar este film sobre el fuerte vínculo forjado entre un hombre y un perro.
Un ex soldado sin rumbo fijo y con un pasado tormentoso sufre un cambio drástico cuando su destino se cruza con el de un perro. Lulu, el nombre del canino, es un animal adiestrado que acompañó en misiones de guerra. El fallecimiento de Rodríguez, compañero de Briggs (Channing Tatum) y fiel compañero de Lulu, desencadena una unión tan salvaje como esperanzadora.
Tatum y Reid Carolin, ambos a cargo de la dirección del film, nos brindan una comedia dramática que resulta ser más cautivadora y reflexiva de lo que se especula. Capaz de hacernos reír y lagrimear, Dog: un viaje salvaje (Dog, 2022) es un largometraje más serio de lo que se cree. Las secuelas de la guerra, el compañerismo, la fidelidad y la reinserción en la sociedad son tópicos que resaltan entre algunos chistes y mucha música durante la carretera.
Con tres actos marcados, y hasta con climas bien dispares entre ellos –comicidad, complicidad y emotividad-, el contenido de la historia fundamenta un climax contundente, acongojado y necesario. Alejado de la cursilería, este viaje funciona como esa bocanada de aire fresco en una cálida tarde de verano.
En cuanto a lo técnico, la fotografía nos deleita con la luz ideal para cada escena, ya sea en planos abiertos en exteriores o a través de imágenes dentro de las cuatro paredes. Tatum, tanto como protagonista y director, nos sorprende con cada decisión y se posiciona como un realizador que, a partir de ahora, vamos a seguir bien de cerca.
¿Puede esta cinta ser catalogada una película bélica? Sí. ¿Puede ser considerada una película sobre el vínculo perro-hombre? También. ¿Puede encasillarse como una road movie? Tiene partes dignas de ese género. Dog: un viaje salvaje es un film con tantas ideas que, lejos de convertirse en un menjunje sin forma, reconvierte varios clichés de Hollywood en un cantar sentimental, agradable y autocrítico.