Marcello es un hombre tranquilo con un perfil bajo, separado con una hija, que pasa sus días trabajando en una peluquería canina. Pero también vende y consume cocaína, y tiene un amigo que regresa de la cárcel y que se transforma en un dolor de cabeza para todos los vecinos. De esta manera, el protagonista comenzará a transitar un camino sinuoso en donde los límites entre la ética y la auto preservación serán muy difusos.
“Dogman” es una película que habla sobre las condiciones humanas. Cómo un evento o una sucesión de hechos pueden modificar la personalidad y el accionar de alguien, o revelar su verdadero ser; como así también mostrar hasta dónde está dispuesta ir una persona para cuidarse a sí mismo o a quienes lo rodean. A medida que la película avanza, la historia va creciendo en intensidad, manteniendo durante todo momento un clima tenso y de ebullición.
Uno de los grandes aciertos fue la elección del casting. Marcello Fonte compone a un personaje con muchos matices, porque por un lado podemos ver la bondad en su persona, el amor con el que trata a su hija y a los distintos perros con los que trabaja, pero por el otro recae constantemente en acciones delictivas o poco justificables para apoyar a su amigo, tal vez por una cuestión de preservar el vínculo o para no tener consecuencias peores, debido a la presencia imponente y amenazante de Simone. Con el correr del largometraje vamos viendo una transformación en su personalidad, que se adapta a las necesidades particulares de los distintos momentos por los que transita. Un manejo de los códigos bastante peculiar que permitirá mantener una constante tensión en el aire. No por nada Fonte recibió un premio como Mejor Actor durante el Festival de Cine de Cannes. Por otro lado, también se destaca Edoardo Pesce, quien interpreta a Simone, que se rige más por lo físico y la violencia. Y su figura es el punto de partida para la transformación del protagonista.
En cuanto a los aspectos técnicos, nos encontramos con una ambientación minimalista y austera. Son pocas las locaciones que se muestran y cada una de ellas es muy sencilla y precaria, como la misma vida de los personajes. Dentro de la fotografía se juega con los tonos fríos y oscuros y el silencio prima en cuanto a la banda sonora. Se buscan captar principalmente los sonidos ambientes para otorgarle a la historia un mayor realismo.
En síntesis, “Dogman” es una película que busca retratar distintas condiciones humanas y cómo uno reacciona a lo que sucede alrededor y lo que llega a hacer por el amor propio y hacia los demás. Una historia intensa que va mejorando con el correr de los minutos y que nos deleita con la magnífica interpretación de sus protagonistas.