Ganar un Premio Nobel no es cosa de todos los días, como bien lo sabe Marie Linde (Krystyna Janda), una escritora polaca radicada en la Toscana italiana junto a un marido al que engaña con un joven egipcio unos años menor que ambos. El affaire es el síntoma más visible de un espíritu libre que entra en crisis ante dos hechos casi simultáneos que propulsan la trama de esta película dirigida y guionada por Jacek Borcuch.
El primero es la llegada al caserón de la pareja de la hija con sus nietos. El segundo, un atentado terrorista en pleno centro de la ciudad de Roma que deja como saldo decenas de muertos, cientos de heridos y una nueva cosmovisión de la escritora quien, con un brutal discurso, termina rechazando el premio para sorpresa de su familia y del mundo entero.
Filmada en los inevitablemente bellos paisajes toscanos, Dolce Fine Giornata utiliza los vaivenes intelectuales y espirituales de su protagonista como vehículo para reflexionar no solo sobre los vínculos familiares, sino también sobre una identidad europea tensada por situaciones externas e internas. El resultado es un drama sutil y contenido en el que resuenan los ecos de un presente que cimenta las bases de un futuro tan incierto como el de Marie Linde.