Salvador Mallo es un director famoso y de culto en España, pese a que ya van varios años que no filma nada. Cuando el re estreno de uno de sus clásicos se lanza, el realizador deberá solucionar viejas riñas con sus actores, mientras se sumerge en un mar de vicios, al mismo tiempo que empieza a re visionar su infancia; momento clave para su filmografía.
Luego de que varios quedaran en shock ante el triunfo de Antonio Banderas como Mejor Actor en Cannes, el plus que tuvo de forma inmediata Dolor y gloria (lo nuevo de Almodóvar) fue instantáneo. Y no para menos; toda obra del realizador español es para celebrar, y más aún cuando viene con el hype de haber conseguido un premio.
Como ya se venía diciendo, Dolor y gloriaes una película bastante personal, ya que Almodóvar reconoció que abarca una etapa de su vida, y que Antonio Banderascasi que interpreta a una versión de sí mismo siendo un poco más joven.
Lo cual nos lleva, a ver una película bastante cargada de metalenguaje y no solo a una retrospectiva de la vida de su autor. El cine hablando del propio cine nos ha dado alguna de las mejores películas, y estamos ante uno de esos casos. En ese sentido, los que son ajenos a la filmografía de Almodóvar, pueden ver esta propuesta sin miedo a no entender el lenguaje del director.
Con esto también nos referimos al humor. Sobreentendemos que la mayoría ya sabe qué tipo de gags veremos, pero así y todo vale la pena aclarar, que son todos en base a diálogos, y en especial, a respuestas acidas de los personajes; que son totalmente grises y con varios matices que los vuelven humanos y cercanos.
Dolor y gloria quizás pase desapercibida en la taquilla argentina; pero podemos asegurar, de que es uno de los estrenos más sólidos vistos en los últimos meses; ya sea de cine comercial o de cine de autor. Con una propuesta apta para todo público y no para sus fans más de nicho, Almodóvar vuelve a mostrar porque es uno de los realizadores contemporáneos más importantes.