Dolores

Crítica de Camila Faija - Subjetiva

EL CLÁSICO AMOR TRÁGICO

Hace mucho tiempo que una película argentina no transcurría en el marco de la Segunda Guerra Mundial y menos que su relato tuviera fuera un eco de aquel conflicto bélicos. En el país sería un éxito producir un buen film de época y vivir para contarlo y Dolores lo logra con lo justo.

Dolores (Emilia Attias) es una joven argentina de origen escocés que regresa a la estancia Los Ombúes en la Argentina de los años 40, tras la muerte de su hermana Helen para hacerse cargo de su sobrino Harry (Felipe y Mateo Flossdorf) junto a su concuñada Floury (Mara Bestelli). La muchacha intentará darle vida otra vez al lugar que alguna vez llamó hogar y se reencontrará con Jack (Guillermo Pfening), su cuñado y amor de la adolescencia. Los ecos de la guerra se harán cada vez más cercanos y la discordia entre ingleses y alemanes pasará a ser una disputa por el amor de Dolores, cuando Octavio Brand (Roberto Birindelli), hijo de un alemán, se convierta en un amante inesperado.

El drama de Juan Dickinson pretende mostrar una mujer fuerte y decidida en un mundo de hombres, adornado además con varias características del romance prohibido clásico. Y supo reflejar lo esencial: los celos de una mujer que lo más lejano que conoce, tras vivir puertas adentro, es el porche de su casa, el alcoholismo de un padre distante que se ahoga en sus deudas y solo el amor joven podrá traerlo devuelta. Y además el sufrimiento reprimido de un niño que perdió a su madre y la heroína que viene a poner fin a la agonía. También el típico triángulo amoroso, en el que uno de los amantes será capaz de desvelar el misterio que habita en los ojos de Dolores.

El aparente secreto en la mirada penetrante de la protagonista, mirada que por momentos parece ausente y por otros parece odiar el mundo a su alrededor, no es más que una deformación de lo que algunos llaman “meterse en el papel”. Emilia Attias, a pesar de haber captado la psicología de su personaje, la subestimó al punto de llevar el drama al lloriqueo. Por el otro lado, destaca por arriba el trabajo de Guillermo Pfening, que le saca el jugo a su personaje, atormentado por sus deudas y la reciente muerte de su esposa.

El relato representa los conflictos entre las obligaciones hogareñas y familiares de una familia burguesa, en tiempos de una Argentina convulsionada que Dickinson logra recrear a la perfección. Entonces hay que concluir que Dolores es una buena y sólida apuesta al cine de época.

DOLORES
Argentina – Brasil, 2016
Dirección: Juan Dickinson. Guión: Roberto Scheuer. Producción: Juan Dickinson, Fernando Musa y Angelina Stein. Intérpretes: Emilia Attias, Guillermo Pfening, Mara Bestelli, Roberto Birindelli y Manuel Vicente. Duración: 98 minutos.