Centrado en el texto
El director Juan Dickinson (Un día en Constitución, Destino anunciado) proviene de la escuela inglesa y cuenta con una amplia trayectoria en el cine europeo. En su segunda ficción a sus setenta años de edad, es donde mejor hace notar su experiencia en el cuidado de los rubros técnicos pocas veces visto en el cine argentino, puestos al servicio de la historia.
Dolores (Emilia Attias) es una mujer escocesa que llega a la estancia de su fallecida hermana en Argentina, con el fin de recuperar el deplorable estado financiero en que se encuentra el lugar. Ahí debe también recuperar a su cuñado Jack (Guillermo Pfening), quien cayó en una profunda depresión y con quién tuvo un amorío en el pasado, y a su sobrino Harry, poniéndose la situación familiar al hombro, tanto económica como sentimental. En el camino conoce a Octavio Brand (Roberto Brindelli), un acaudalado hombre de campo que busca conquistarla.
Dolores es un melodrama de época que estuvo por filmarse en Inglaterra con Emily Blunt en el protagónico, según comenta su director en una entrevista. No es casual, el parsimonioso estilo narrativo y la impecable reconstrucción de época tiene mayores similitudes con las adaptaciones cinematográficas de las novelas de Jane Austen, que con el cine argentino contemporáneo, donde no hay una tradición de este tipo de relatos pictóricos, salvo escasos ejemplos.
El film coproducción entre Argentina y Brasil, cuenta con una narración clásica que pretende hacer foco en los sentimientos con temas varios que van desde los lazos personales del director con la historia (recuerdos de su infancia), la atmósfera previa al surgimiento del peronismo, hasta la Segunda Guerra Mundial y los ecos de ella en los inmigrantes argentinos, pasando por el triángulo amoroso y el rol de la mujer en la época.
La historia fue escrita por Roberto Scheuer y protagonizada por Emilia Attias, cuya interpretación sugiere una diva de la época (su apariencia en vestuario, peinado y actitud rememoran a Rita Hayworth), no termina de expresar los sentimientos buscados entre los personajes -una de las críticas que pueda hacerse a la película- cuyos vínculos son, ni más ni menos, el motor del melodrama.
Dolores demuestra profesionalismo en la construcción de un cine bello estéticamente que realza todos los rubros técnicos. Un paso en firme que abre un camino a otras producciones al estilo inglés, como el film emula. Queda pendiente entonces poner el acento en generar emociones, aquellas que el melodrama no puede dejar de transmitir.