Una heroína singular
Los personajes de "Dolores" hablan poco, gesticulan menos, se comunican con la mirada y las acciones antes que por las palabras. Sólidamente construidos por el guión y con una precisa y muy ajustada dirección de Juan Dickinson, narran la historia de una familia descendiente de escoceses. Los trama se centra en Dolores, a cargo de Emilia Attías, que regresa desde Escocia a la estancia de su cuñado (Guillermo Pfening) luego de la muerte de su hermana. Los acompañan Mara Bestelli como la cuñada de Dolores y Roberto Brindelli, en el rol de un estanciero vecino. El director impuso a los cuatro, pero sobre todo a los tres primeros, un estricto control sobre su expresividad y la valoración de cada palabra.
Con sobriedad describe el clima familiar y las decisiones arriesgadas que tomará Dolores en esa casa que es y no es suya, y también las dificultades de la relación con su cuñado que se remonta a una década atrás y la inminente ruina económica. Con un estilo clásico, sin sobresaltos, una estructura sólida, un diseño de arte que reconstruye el ambiente de la década del 40 con la Segunda Guerra como telón de fondo, "Dolores" tiene como protagonista a una heroína que usa sus herramientas -belleza, inteligencia, persuasión- para recomponer la decadencia y restablecer los lazos familiares de una manera muy personal en personajes paralizados por los conflictos.