Entre la crónica social, de una clase trabajadora francesa que se esfuerza por salir adelante, y el drama familiar, ¿Dónde está ella? es una historia tan dura como delicada en su tratamiento. Una familia tipo, un padre, Olivier, que trabaja en una fábrica, cerca del sindicato, una madre, Laura, empleada en un comercio de indumentaria, atenta al cuidado de los dos pequeños hijos (uno de los cuales ha sufrido una quemadura y requiere seguimiento). De casa al trabajo, apenas hay tiempo para leerles un cuento antes de dormir a los niños, o para mirarse a los ojos entre los adultos cuando la casa queda en silencio.
Todo lo que los rodea es duro: un veterano empleado de la fábrica se suicida antes de que lo echen, angustiado por no poder pagar la casa. Una clienta debe devolver un vestido, entre lágrimas, porque no puede pagarlo, aunque recién es día doce. Acaso algunas de esas muchas angustias cotidianas termina por impregnar a Laura, que antes de lograr ponerle palabras a su crisis, desaparece.
Con un título original menos obvio y más atinado, Nuestras batallas, la película es la crónica de esa ausencia. Un desarrollo en torno del abanico de situaciones que provoca el desconcierto, la pregunta sin respuesta, en ese núcleo de tres. Junto al proceso inevitable que los lleva a conocerse, y fuerza el vínculo con ese padre, hasta entonces casi ausente. Sin caer en el golpe bajo, pero con la mirada y la presencia de los niños en el centro, la película balancea el drama personal y el exterior. Acaso de una manera demasiado evidente, pero con una sensibilidad que humaniza su drama sin vueltas.