Es el segundo largometraje de Guillaume Senez y en esta ocasión nos trae un drama familiar. Olivier Vallet (Romain Duris), es un buen trabajador, se preocupa por sus compañeros, trabaja con seriedad y esmero, vive con su esposa Laura (Lucie Debay) trabaja en una tienda y es ama de casa, tienen dos hijos Elliot y Rose (Basile Grunberger y Lena Girard Voss), ella es atenta pero un día nadie sabe porque se va.
Comienza la búsqueda de Olivier y entender porque se fue. Todo a su alrededor se le desmorona, ahora debe aprender las tareas hogareñas y combinarlo con su rutina laboral, lo ayuda algunas horas su madre pero esta también trabaja y la llegada de su hermana Betty (Laetitia Dosch) que solo viene por unos días es una alivio, aunque también esta lo afectivo. Además vemos los vínculos entre padres e hijos, hermanos, el amor, el compañerismo, los deseos y la soledad. Casi siempre el cine francés es comprometido, muestra los problemas sociales y políticos, aquí se tocan temas relacionados con los efectos del capitalismo, el actuar sindical, la tecnología y la explotación de la clase media.