EL VENTRÍLOCUO Y SUS VOCES
Chasman y Chirolita representan una de las duplas más importantes de la historia del humorismo nacional, especialmente de ese humorismo vinculado con el mundo del teatro y los clubes nocturnos. Y decimos dupla desde la autoconsciencia total de saber que estamos ante un hombre de carne y hueso (Chasman) y un muñeco (Chirolita): es que don Chasman, para los no enterados, era un ventrílocuo, y uno notable, dueño de una técnica prodigiosa, que además tenía la habilidad de ser un muy buen contador de historias. Pertenece, desde otra rama del arte y la creación, al mismo grupo que René Lavand: la clave es el saber contar, conocer perfectamente el tiempo del relato oral y aquello que lo hace atractivo. Claves que parece tener también el director Alejandro Maly, quien desde el terreno del cine documental construye en ¿Dónde estás, Negro? un relato dividido en tres actos que va de lo mínimo (Chasman y Chirolita) a lo general (la historia del ventrilocuismo), siempre generando un interés hipnótico en lo que se está contando.
Maly reconoce en Chasman y Chirolita a los referentes más populares del país y con ellos arranca su documental. Pero luego los trasciende, con lo aprendido a cuestas, y se acerca a los herederos, quienes hoy actualmente se desempeñan en la profesión, e incluso recupera la historia de un viejo ventrílocuo, antecesor de Chasman, en uno de los pasajes más emotivos de la película. Lo primero para destacar es la forma en que el director articula toda la información, el modo en que reflexiona sobre esa profesión pero especialmente sobre sus referentes y la mitología, a veces oscura, que los rodea. Porque así como nosotros, espectadores, decimos “dupla” y no logramos ver un muñeco sino a otro personaje más, la simbiosis entre el artista y la herramienta, el muppet, lleva en ocasiones a situaciones un tanto límites.
Y ahí es donde el documental de Maly encuentra un tono particular que lo distingue. Porque, convengamos, algunos de estos personajes están para el Borda y ¿Dónde estás, Negro?, que podría ejercer una mirada distante y apostar a la burla o al tono irónico para connotar el desfasaje de los protagonistas, decide ser amable (hasta levemente cariñosa) y ofrece un espacio totalmente desprejuiciado para que los ventrílocuos expongan su punto de vista. Ahí surgen no sólo posiciones firmes, si no también encontradas sobre la profesión y sobre la relación que cada uno entabla con el muñeco. Algunos son profesionales conscientes del arte del entretenimiento, otros han elegido este camino como una salida a ciertos conflictos personales.
Esta misma posición, la de una distancia amable, es la que toma para enfrentarse a la historia de Chasman y Chirolita. Maly no es complaciente con el personaje, y rescata tanto el talento en su performance como un carácter algo hosco que se contradice con la dulzura de su propuesta artística. En ese sentido, es un documental particular. ¿Dónde estás, Negro? termina siendo un muy completo homenaje a una actividad no del todo reconocida, que indaga tanto en la técnica como en el componente psicológico que condiciona al artista hacia una creación determinada. Un documental que tiene la enorme virtud de encontrar un tema apasionante y abordarlo con notable inteligencia, entregando esa multiplicidad de voces que, al fin de cuentas, son el centro del arte del ventrílocuo.