Las películas sobre casas o lugares embrujados contadas con cámara en mano abundan y son pocas las que logran despegarse de los lugares comunes que con el tiempo fueron creando. En esta oportunidad, si bien el relato intenta plantear la duda entre lo paranormal y lo científicamente comprobable, se vuelven a repetir fórmulas, se desarrolla un guión con muchos diálogos y con poca acción, y se desaprovecha la idea del "documental falso" para caer en todos los estereotipos predominantes en las historias con fantasmas.