Debo aclarar desde un principio que no soy muy fanático del cine de terror. Si bien me encanta esa sensación en el cuerpo que uno experimenta cuando está a punto de suceder algo relativamente malo, el cine de terror no me la produce, esencialmente porque me suelo tensionar tanto viendo las películas que no me terminan por asustar. Además de esto me encuentro varias veces recordándome que lo que estoy viendo es ficción, por lo que el efecto de engaño en el que consiste el cine no se produce.
Todo comenzó con “El proyecto Blairwitch”, para luego varios años después terminar con otros superéxitos de taquilla como “Rec” y “Actividad paranormal”. El género de falso documental, o de metraje encontrado (found footage) es el género de moda en cine y ya emigró del género de terror para ir a la acción como en “Cloverfield” o “Chronicle”, o incluso a la comedia como en “Proyecto x”.
Este sub-género se ve beneficiado con los progresos tecnológicos que permiten cámaras de video cada vez más pequeñas, de mejor resolución y accesibles, además del fenómeno de youtube, donde cada vez más gente filma más momentos de su vida, para luego hacerlos públicos.
En este contexto tecnológico se entiende cada vez más que tengamos películas como Emergo.
Esta película es el debut en el cine de Carles Torrens, un joven director español, y cuenta con el guión y la producción de Rodrigo Cortés, director de la más que interesante y claustrofóbica “Buried”. Básicamente consiste en un grupo de tres personas que se dedican a cazar fantasmas, el líder del grupo, el Dr. Helzer, interpretado por Michael O'Keefe, el “técnico” Paul Ortega (Rick Gonzalez) y la “secretaria” Ellen Keegan (Fiona Glascott). Ellos utilizan los medios tecnológicos más avanzados, además de registrar todo en sus innumerables cámaras de video, para cazar, o por lo menos lidiar con los diferentes fenómenos paranormales a los que se tengan que enfrentar.
En esta ocasión acuden a un departamento habitado por una familia compuesta por el padre, interpretado por Kai Lennox, la hija adolescente, Gia Mantegna, y el más joven de todos, Damian Roman, donde suceden fenómenos inexplicables todo el tiempo; ruidos, llamadas telefónicas, objetos que se mueven, o que se rompen, todo esto sin explicación aparente.
Durante el transcurso de la película se nos muestran una gran parafernalia de artilugios tecnológicos utilizados para dar con estos espíritus, además de diferentes teorías de lo que puede estar pasando (caza embrujada, demonios, fantasmas, polgerteist, etc.), y ahí radica uno de los problemas del film. Es como si quisieron incluir todos los tipos de eventos paranormales que se han mostrado en el cine e incluirlos en una película.
Igual este es uno de los tanto problemas; los diálogos se desarrollan de manera poco natural, lo que lleva a que las actuaciones parezcan amateurs, y si bien muchas veces el filmar con cámara en mano con movimientos bruscos y de cerca puede disimular la mala coreografía de una escena particular (sino miren el 90% de las escenas bélicas del cine), en esta ocasión, en el clímax de la película queda bastante claro que la escena no está bien realizada.
Igual hay que tener en cuenta a que apunta una película. No todas apuntan a ser clásicos del cine, y esta ciertamente no va en esa dirección. Si estás buscando una película para entretenerte, pasar el rato, y pegarte un par de buenos sustos (uno de ellos fue el más grande que yo recuerde haber tenido), ciertamente esta película es para vos.