En su primer largometraje de ficción los hermanos Levy, Diego y Pablo, nos traen esta divertida y absurda comedia, sobre un hombre llamado Mariano, interpretado por Alan Sabbagh, que, a punto de mudarse con su novia (Paula Grinszpan), decide llevar a cabo una estafa para poder comprar los electrodomésticos y demás cosas que le hacen falta para llevar a cabo la mudanza. Siguiendo el consejo de su “brillante” cuñado ambos se embarcan en un fraude donde compraran la mayor cantidad de cosas en un día pagando con tarjeta de crédito y luego Mariano denunciará la tarjeta como perdida. Una estafa no demasiado compleja, como el film, pero que al contrario del film no termina por funcionar. Y cuando las cosas no salen bien comienza una espiral descendente que le complicará la vida al protagonista, que tendrá que manejar las presiones del implacable agente de seguros (un genial Campi) que lo entrevistará en relación al robo de la tarjeta, además de tener que abandonar su auto, un impecable Siam Di Tella de los 60 y denunciar el robo del mismo, para hacer la historia más creíble, las presiones laborales y sobre todo las de su novia que lo nota tenso y distante y se imagina lo peor, o por lo menos no lo que en realidad está sucediendo. Mientras hace malabares con su vida para que no se desmorone, nuestro anti héroe del relato entablará una amistad con un vagabundo que utiliza su Siam como casa, quien será su cable a tierra en medio de tanta locura. El film cuenta con un tono apacible, un guión poco cargado, donde los diálogos son naturales, básicamente típicos de la clase media argentina, pero a la vez contará con situaciones delirantes y personajes absurdos. Por supuesto que funciona, logra el primer objetivo de entretener y lograr la risa de gran manera. Y mientras se ríe de los argentinos, de todos y de algunos en especial, la película cuenta con un humor muy sano, muy poco agresivo, muy nacional, o por lo menos porteño y muy apto para todo público. Además de eso cuenta con grandes actuaciones en general, y se destacan además de Sabbagh y Campi, mencionado anteriormente, Andrés Calabria como el vagabundo y Carlos Portaluppi como el perito policial. Una gran pequeña comedia argentina, de directores jóvenes con un futuro prometedor, que logra despertar carcajadas y hacernos pasar un buen rato. El film es simple, lento y un tanto sufrido, sobre todo por sus personajes, pero funciona. Una interesante propuesta, que termina por ser un tanto distinta a lo que el cine nacional nos tiene acostumbrados, pero sin llegar a ser una rareza.
Este drama escrito y dirigido por Marcela Balza, en lo que es su ópera prima, nos traslada a un pueblo en la provincia de Buenos Aires, dónde hay un hotel que tuvo días mejores en donde casi la totalidad de la acción sucederá. Regina (Marilú Marini) y Fernanda (Erica Rivas) son madre e hija, y ambas son las dueñas de este hotel familiar. Un día un hombre misterioso, solitario y reservado llega a este lugar y pide una habitación con caja de seguridad. Este hombre, llamado Miguel e interpretado por Rafael Spregelburd paga su habitación con dólares. Un día Fernanda se da cuenta de que él transporta una gran cantidad de dinero, dinero que ellas necesitan para poder salvar el hotel, ya que están ahogadas en deudas. La película posee fallas importantes en la dirección y por sobre todo en el guión. Este último en especial además de ser un tanto predecible, no termina por explicar bien los sucesos del principio, que pueden ser catalogados como fantásticos. Y al ser ambos, los únicos sucesos de esta índole en la totalidad del relato, hacen que el mismo pierda credibilidad. A pesar de los esfuerzos del elenco, no logra atrapar al espectador y se desdibuja hacia el cierre, previsible y con poca profunidad emotiva. "Las mujeres..." quizás peca por intentar darle al espectador todo servido en bandeja. No hay misterio, no hay creación de atmósfera, no hay un estilo definido, tal vez incluso una estética que la haga singular y pueda conteer la fuerza narrativa para sostener una historia atractiva. Por supuesto que lo más fuerte del film es el reparto. Marilú Marini, Erica Rivas, Rafael Spregelburd, Andrea Pietra, Enrique Dumont, Guillermo Pfenning, Eduardo Tato Pavlosky, Susana Evans, Mike Amigorena y Martina Gusmán protagonizan el film y apenas si logran salir airosos de los diálogos totalmente inverosímiles y trillados. Pese a esto sus actuaciones son aceptables, aunque debido al pobre guión y al tono general de la película no podemos disfrutar de sus talentos en su totalidad. En definitiva, un debut cómo directora, donde Marcela Balza tuvo a un dream team a su disposición y no pudo sacarle provecho en lo que termina siendo un film para replantearse la elección de los libros elegidos y analizados y la manera de ponerlos en juego.
Me gusta ir a ver las películas sabiendo lo menos que pueda de ellas. De esta forma no me genero demasiadas expectativas, no me veo condicionado por otras opiniones y puedo ser lo más objetivo posible, si es que existe la objetividad, a la hora de juzgarla. En este caso sabía que la película estaba escrita y dirigida por Rodrigo Cortés (me encantó “Buried” y no me gustó, para ser un tanto eufemístico, “Emergo”). Por lo tanto no sabía si el film era un thriller o una película de terror, y en los primeros minutos me incliné por esta segunda opción. Por suerte me equivoqué. El film es un thriller y trata sobre dos científicos que se encargan de investigar los diferentes fenómenos paranormales con el fin de declararlos fraudulentos. Ellos son la renombrada Margaret Matheson (Sigourney Weaver) y su genial aprendiz Tom Buckley (Cillian Murphy). Cuando, luego de una ausencia de treinta años, reaparece un adivino y mentalista ciego llamado Simon Silver, interpretado por Robert De Niro, es cuando los problemas comienzan. Silver es el único médium que la Dra. Matheson no ha podido atrapar realizando fraude. Tom Buckely termina por obsesionarse con el mismo lo que lo llevará a una peligrosa carrera para demostrar la falsedad de Silver, carrera en donde varias vidas se pondrán en riesgo. Lo más atractivo del film es sin lugar a dudas el reparto. En este se destaca la pareja de protagonistas, Weaver y Murphy, ambos con grandes actuaciones, en papeles que son bastante exigentes, sobre todo el de este último. Bobby De Niro dejó de tener ganas de actuar hace años. Yo realmente creo que lo hace por costumbre ya. No se luce, como ya sabemos, de acuerdo a su presente actoral. Dentro de los actores de reparto tenemos a Elizabeth Olsen (La hermanita menor de las gemelas), que recién está comenzando su carrera actoral, pero se puede apreciar que tiene talento (hace poco vi y reseñé “Silent House” y ella realmente se lució). Joely Richardson (Julia McNamara en la irreverente Nip/Tuck) interpreta a la manager de Simon Silver, y si bien tiene un papel menor, se puede apreciar su capacidad actoral. Y Finalmente tenemos a “nuestro” Leo Sbaraglia, que interpreta a un mentalista, quien por supuesto es un fraude. Solo aparece en dos escenas, pero está muy bien, sobre todo en la última. La dirección no terminó por convencerme. Puede ser que cómo sabía que el director era Rodrigo Cortés, yo esperase un poco más del film, pero me pareció demasiado obvio en algunos momentos. Yo entiendo que en los parámetros del cine de Hollywood uno tiene que mencionar las cosas tres veces para que el espectador se dé cuenta de la misma, pero se puede ser un poco más sutil. Tomemos la escena donde se nos presenta a Simon Silver. Primero lo vemos que camina por un avión tocando las paredes, luego vemos que se enoja cuando alguien le ofrece ayuda, y por último lo vemos que sale con anteojos de sol a la escalera para bajar del avión. Si todavía no te habías dado cuenta de que él es ciego, no te preocupes, porque él se saca los anteojos de sol y podemos verle los ojos, que son de ese color lechoso y mirada perdida, típico de los ciegos. Si el film es predecible, y realmente el mismo apunta a sorprenderte, quiere decir que algo falla. El guión por lo tanto no es efectivo. Si bien los diálogos son creíbles y hay varias escenas que te generan escalofríos y hay otras muy bien realizadas, la opinión general que me queda tanto de la dirección cómo del guión no es del todo positiva. Si te gustan los thrillers, si querés disfrutar de un gran reparto en su mayoría bien aprovechado, si te gustan los sustos, aunque no es una película de terror tiene varios, y si querés sentirte estúpidamente orgulloso de ver a un gran actor argentino compartiendo cartel con las estrellas de Hollywood te recomiendo ir a ver “Red Lights”. Te vas enterar de ciertos trucos que tienen los mentalistas a su disposición a la hora de engañarte. Pero te vas a dar cuenta del más importante de todos, y es que vos querés creer, por lo tanto vas a hacer lo que puedas para engañarte a vos mismo.
Estaba entusiasmado con la idea de poder ver cine noruego. A parte de eso iba a poder observar al interesante talento de Nicolaj Coster-Waldau (Jamie Lanister de “Game of thrones”, uno de mis personajes favoritos de la serie) en otro papel aparte del que lo hizo famoso para todo el mundo, y sí también para mí. Honestamente no conocía a Jo Nesbo y mucho menos su obra homónima en la que se basa esta película. Pero lo que menos me esperaba era un thriller al mejor estilo Hollywood. Bueno no al mejor estilo Hollywood en realidad, sino al típico estilo Hollywood. Roger Brown (Aksel Hennnie) es un importante cazatalentos (head-hunter). Está casado con Diana (Synnove Macody Lund, en su debut actoral), una hermosa mujer que le lleva casi una cabeza de altura. Para compensar este hecho, Roger está continuamente comprándole todo tipo de regalos de gran valor. Para poder solventar todos estos gastos y su estilo de vida Roger tiene un pequeño pasatiempo; es un metódico ladrón de arte. Una noche en una galería de arte, para ser más específico la galería de arte de su esposa, ella conoce a Clas Greve (Nicolaj Coster-Waldau) quién además de ser un ex ejecutivo en una importante empresa de producción de GPS, etc. posee un Ruben original de muchísimo valor en su colección personal. Puesto que Roger en ese momento tenía que encontrar a un reemplazante para un alto cargo de otra empresa que fabricaba GPS, él se ve interesado por este misterioso hombre por esas dos razones. En el momento en que entra en la casa de Clas para poder robar la pintura, y encuentra el celular de su esposa (Diana) al lado de la cama, es cuando las cosas se complican. Se terminan por descontrolar cuando Roger decide no recomendar a Clas para el puesto, lo que llevará a que conozcamos el lado oscuro de ambos. Si bien el film es entretenido, posee un ritmo intenso y algunas escenas con cierto humor, la dirección, por parte de Morten Tyldum, sobre todo en las escenas de acción deja bastante que desear. Las mismas están mal coreografiadas por lo que pierden no realismo, pero si naturalidad. Las actuaciones, pese a que la mayoría de los personajes son un tanto unidimensionales, son aceptables, incluso para Synnove Macody Lund, modelo sin entrenamiento alguno en actuación. La fotografía ofrece grandes planos, muy apreciables, especialmente de la casa donde viven Roger con Diana, y algunos otros distribuidos a lo largo del film. Por último, el guión no termina de cerrar bien. A lo que me refiero es que la resolución del conflicto está bastante tomada de los pelos, y existen varios sucesos, en especial uno, que resulta muy poco creíble. Se podría decir que es un final típico para los parámetros del cine contemporáneo de Hollywood. Tanto es así que ya estaría acordada la producción de una versión del film en los Estados Unidos. En fin, es un film divertido, entretenido, atrapante, muy al estilo Hollywood. Si uno está buscando lo que en general se entiende por cine europeo, más reflexivo, con más desarrollo de personajes que de acción, más ideológico, etc. es mejor que sigas buscando, porque acá no vas a encontrar eso.
Yo pensé que esta película iba a ser la típica película de terror. Una madre soltera que trabaja mucho de noche, una hija única y una casa alejada de las demás, excepto de la casa de al lado, donde hace varios años hubo un asesinato y la culpable nunca fue encontrada. Estaba equivocado, porque la película no es de terror, sino que es un thriller. Es, por supuesto, un típico thriller estadounidense, donde todo está servido para que el espectador no tenga que utilizar demasiado sus neuronas, donde todo es predecible, donde todos los personajes son unidimensionales, donde… Elissa es una estudiante del secundario. Una hija ejemplar básicamente, que además de comportarse bien es una buena música. Jennifer Lawrence realiza este rol, en la que es su última película, luego del gran éxito de “Los juegos del hambre”, película donde ella es también la protagonista. Ella vive con su madre (Elizabeth Shue, Sera en “Leaving Las Vegas”) que trabaja en un hospital y tiene que realizar el turno de la noche demasiado seguido. Por esas cosas del destino, ellas se mudaron a una hermosa casa en medio del bosque, en lo que parece ser el estado de Illinois en los EE.UU., que queda al lado de una casa donde unos años antes una niña mató a sus padres con un cuchillo. En esta casa vive el hijo del matrimonio, un joven llamado Ryan, interpretado por Max Thieriot, que si bien se lo ve tímido, uno nunca diría que fue testigo de lo que le sucedió varios años antes a su familia. Cuando nos enteramos que la hermana de Ryan, Carrie Anne, que para todo el mundo estaba muerta, esta de hecho más viva que nunca, y vive en el sótano de su casa, donde su hermano la cuida, es donde los problemas comienzan. El film es un bastante simple, y accesible, para todo público, donde muchas veces lo más interesante es poder apreciar la belleza de las actrices en mi caso, o actores para quienes tengan ese tipo de interes. En este caso Jennifer Lawrence no luce tan bella como en otras oportunidades, y se extraña eso. En cuanto a la dirección de Mark Tonderai (a quien pueden recordar, quizás por "Hush"), es convencional y sin mayores matices. Trata de mantener todas las variables bajo control y no deja que el film arriesgue mucho en su propuesta. Una película que puede llegar a ser entretenida, llevadera si estás con ganas de ver algo sencillo y directo, no más que eso.
Gabriel Nesci es la mente detrás de “Todos contra Juan” serie que no ví, pero que en general he escuchado buenas referencias. En este caso cambia la pantalla chica, por la de cine y nos trae esta nostálgica y divertida comedia uniendo fuerza con quién es la cara detrás de dicha franquicia (con dos temporadas, si mal no recuerdo), Gastón Pauls, actor principal en un elenco lleno de figuras. Damián (Pauls), Facundo (Rafael Spregelburd), Marcelo (Ignacio Toselli) y Luciano (Fernán Mirás) son amigos de toda la vida. Tienen dos pasiones que comparten; la música y las mujeres. Somos testigos del momento en que ambas pasiones nacieron, durante la década de los ochenta y tres décadas después observamos que si bien continúan siendo unos melómanos empedernidos, sus vidas tanto en el aspecto sentimental como en el aspecto profesional no son lo que esperaban. Damián es un guionista de cine en una crisis creativa, que sigue enamorado de su ex, interpretada por Carolina Peleritti. Facundo es el encargado del departamento de Marketing de una funeraria, y compone música en sus ratos libres. El relato transcurre una semana antes de su boda con Karina (Maricel Álvarez), quién es productora de la emisora de radio donde Luciano es locutor. Luciano está de novio con una música en ascenso, estelarizada por Emlia Attías. Y Marcelo tiene una banda tributo a The Beatles, alquila una habitación a turistas que vengan del extranjero (exclusivamente féminas) y se podría afirmar que es bastante mujeriego. Sorprendente y entendiblemente sus vidas cambiarán rotundamente en el transcurso de unas semanas, y se descubrirán no sólo a sí mismos, sino que también a quienes los rodean. El film así como muy divertido y entretenido tiene problemas. El relato es llevadero pero no es consistente, y algunos de los arcos narrativos no están tan bien desarrollados como los otros, sobre todo el de Rafael Spregelburd que en mi opinión es un actorazo, pero de la manera en la que soluciona sus problemas no termina de ser efectiva y creíble. Las historias de Gastón Pauls y Fernán Mirás son las más sólidas e interesantes, teniendo cómo punto más alto las cuatro escenas en las que aparece el gran Leonardo Sbaraglia, en algo que es un poco más que un cameo, donde realiza una parodia de sí mismo. Para mí sorpresa no me gustó la actuación de Inés Efron, que interpreta a Vera, quien será compañera en el viaje que realice Gastón Pauls. Quizás no todas las actuaciones descollen, pero la mayoría las sentí aceptables. Tal vez, con registros diferentes... si, un poco desparejas si lo pienso bien. Por supuesto la música es otro punto alto en el film. La banda sonora es obviamente muy ochentosa, y para los amantes de esa época (categoría en la que yo no me encuentro) van a poder disfrutar de un gran soundtrack con muchísimos hits de esos años, y muchísimas referencias también a la música de esa década. Para concluir cabe simplemente decir que es una película muy disfrutable, entretenida y divertida, así como sencilla e incluso un tanto trillada, con momentos hilarantes y momentos en que todo se torna un tanto insufrible, es en definitiva un film agradable para ver. Si tenés ganas de ver una película nacional y reírte un rato no dudes en comprar tu entrada para “Días de Vinilo”
Remake de la célebre película uruguaya “La casa muda”, basada libremente en una historia real, nos llega esta película estadounidense. Filmada en lo que simula ser un largo plano secuencia, pero que en realidad son varias tomas de 10 minutos luego editadas para dar la sensación de continuidad, es, por lo menos, algo diferente a lo que el cine de terror nos tiene acostumbrados. Por supuesto no es original ya que es un remake, pero el hecho de que simule suceder en tiempo real le da un atractivo especial. A diferencia de la versión uruguaya, que fue filmada con una cámara Canon EOS 5D Mark II Digital SLR, en 4 días, con un presupuesto de seis mil dólares y en tomas continuas, por lo que no requirió edición alguna, el remake estadounidense posee una filmación y edición más profesional. De los directores que realizaron ”Open Water” (Mar Adentro) el film trata sobre una familia compuesta por un padre, tío e hija, que se alojan por unos días en una casa en las que ellos solían vivir años atrás, con el objetivo de arreglarla, ya que vándalos la habían destrozado, para luego venderla. Durante los 85 minutos que dura el film nosotros vamos a seguir a Sarah, la hija, interpretada por Elizabeth Olsen, la hermana menor de las fatídicas mellizas Olsens, en lo que es su debut actoral. La casa que tienen que arreglar tiene todas las ventanas tapiadas, no posee luz eléctrica, ni teléfono y tampoco hay señal de celular. Básicamente el lugar ideal para una historia de terror. Y el miedo arranca desde temprano cuando Sarah comienza a escuchar ruidos extraños en la casa. Todo empeora cuando su padre desaparece, y nosotros no tenemos ni la más pálida idea de que está sucediendo. Y se detiene, el miedo, por lo menos para mí, luego de los primeros 60 minutos, cuando empezamos a saber qué es lo que está pasando. No puedo explicar que sucede, pero durante la primera hora la atmósfera del film era extremadamente tensa, insufrible, yo estaba en el fondo de mi butaca preparándome para el próximo gran susto. Luego en lo que debería ser el clímax del film todo cambió, y lo que arrancó como una de las mejores películas de terror que he visto en los últimos tiempos, terminó decepcionando de gran manera.
Para muchos Mathieu Amalric es el villano en la última de las James Bonds, o el protagonista de “La escafandra y la mariposa”. Lo que pocos saben, y hasta hace una semanas yo estaba entre ellos, es que ha dirigido doce títulos a lo largo de su carrera. Entre estos títulos se encuentran una gran cantidad de documentales, cortos, y tres largometrajes de ficción, grupo en el que se encuentra “Tourneé”. Él también es el protagonista del film, que en este caso es el manager de un grupo de seis estadounidenses (cinco mujeres y un hombre) que giran por el mundo, en este caso Francia, realizando un espectáculo de burlesque. Lo interesante es que es el debut actoral de los seis, ya que de hecho ellos realmente son artistas de que realizan este tipo de shows. Ello logra primero un realismo en las escenas en las que se muestra el espectáculo, y también que no haya consistencia actoral. Si bien algunos de ellos tienen grandes momentos en grandes escenas, en ciertas ocasiones se puede apreciar la falta de experiencia y entrenamiento. Por supuesto que estos artistas al ser en su mayoría mujeres y que realizan este tipo de espectáculos, poseen una personalidad un tanto peculiar. Alocada sería un eufemismo, pero sirve para la ocasión. Por lo que veremos al personaje de Amalric lidiar con sus artistas y sus personalidades, con la logística del show y ciertos inconvenientes que surgen sobre la marcha, y con el rencuentro con su familia, en especial sus dos hijos, que tenía abandonados, ya que estaba radicado al otro lado del océano. Ganadora del dos premios en el festival de Cannes, incluido el de mejor director, la película puede ser un tanto caótica y desordenada, así como tierna y dulce. Pero el hecho de que uno se pierda por momentos en los diferentes pueblos que visitan en el país galo hace que a mí por lo menos me parezca un tanto excesivo el premio a mejor director. Lo más destacable del film, además de las escenas en que vemos a verdaderos artistas del “New Burlesque” realizando sus números, es la actuación de Mathieu Amalric, que intercambia momentos de sufrimiento y estrés con escenas terriblemente sentimentales. En casi la totalidad del film su personaje da la impresión de ser uno de esos tipos desesperados, solos, que nada les sale bien, que viven al borde del abismo, pero que intentan mantener las apariencias para no preocupar a los que lo rodean ya que por más frío que pueda parecer, realmente ama a cada uno de ellos. La fotografía ya sea en las escenas donde podemos apreciar lo bizarro del espectáculo, o donde disfrutamos de los paisajes de Francia, es simplemente hermosa. Un film que si bien puede ser un tanto confuso, no por ello deja de ser disfrutable, cómico y sentimental.
Es una de las películas que más estuve esperando este año. Principalmente porque vengo siguiendo la por ahora fallida carrera de Taylor Kitsch (John Carter y Battleship, los dos desastres de taquilla más importantes del año, y ambas protagonizadas por él). Lo conocí en esa genial, pero poco reconocida y valorada serie de fútbol americano llamada “Friday Night Lights” donde interpreta a la perfección al problemático Tim Riggins, y pensé que iba a llegar lejos. No sé que pienso ahora. La película, dirigida por Oliver Stone, que viene alternando documentales sobre política con obras de ficción (aunque se podría argumentar que un documental es ficción, no viene al caso por el momento), está basada en el libro homónimo de Don Wislow, que junto a Stone y Shane Salerno (guionista de Armageddon) colaboró en la escritura del guión. El film se trata de dos jóvenes que viven en The Orange County, que son mejores amigos, y compañeros de negocios, llamados Ben y Chon, protagonizados por Aaron Johnson (Kick Ass) y Taylor Kitsch respectivamente. Ellos comparten todo, incluso su novia llamada Ophelia o “O”, como ella prefiere ser nombrada, estelarizada por Blake Lively (Gossip Girl y Linterna Verde). Ambos producen la mejor marihuana de cultivo hidropónico del mundo, Ben es el cerebro detrás de la organización y Chon es el músculo, Ben es tierno, dulce espiritual y hace el amor y Chon es duro, agresivo y tiene otra concepción sobre la intimidad, además de ser un ex Navy Seals. Ben posee un modelo de negocios que logró quitar el 99% de la violencia y paranoia que existe habitualmente en este ámbito, el 1% restante es donde entra Chon. Cuando el cartel mexicano de Baja los contacta enviándoles un video sobre decapitaciones, y los “invita” a unir negocios con un contrato por tres años, empiezan los problemas. Ellos se niegan, ya que en primer lugar se estaban cansando del negocio del narcotráfico y segundo; no quieren ser empleados de nadie, y menos del Cartel mexicano. Cuando el Cartel decide secuestrar a su novia compartida para que ellos reconsideren es donde todo se termina por descontrolar. Los dos empezarán una búsqueda frenética, pero a la vez disimulada de su novia. Saben que están lidiando con salvajes, por lo que necesitan medir cada uno de sus pasos. Juntos y con la ayuda de sus amigos emprenderán un viaje en donde todo va a salir mal. Oliver Stone logra imponer un ritmo incesante al relato que se mantiene bastante fiel al del libro. La música está manejada de manera adecuada, con grandes momentos, y algunos bastante irónicos y los paisajes del sur de California se muestran en toda su magnitud y belleza. Las actuaciones tanto de Kitsch como de Johnson no son ni por menos brillantes, pero están al tono con el relato. Comienzan como unos simples jóvenes que viven la buena vida en el condado naranja, y terminarán por convertirse en lo mismo que sus enemigos. En salvajes. El film cuenta además con la increíble actuación de Benicio Del Toro, que realmente se roba la película y que en mi opinión merece una nominación a los premios de la academia. En el libro su personaje, Lado, tiene los ojos más fríos que uno pudiese imaginar, Benicio lo lleva hasta dimensiones inimaginables. Salma Hayek no logra consistencia, aunque por su belleza es imposible quitarle los ojos de encima, y logra transmitir en la mayoría de su tiempo en pantalla esa frialdad que uno imagina en quien es la reina del negocio de la droga. John Travolta está acertado con su papel de policía con pocos escrúpulos, un papel que le sienta bien y Demián Bichir (que en mi opinión le regalaron la nominación a los Oscars por “Una vida mejor” el año anterior, pero es simplemente mi opinión) y Emile Hirsch (Into The Wild, La chica de al lado, Milk, etc.) están bien, pero no aportan demasiado al relato. El problema está con Blake Lively. Es hermosa, indudablemente, por lo que ese requisito lo cumple, pero no solo no es buena actriz, y en esta película queda expuesto, sino que no logra interpretar a O como debería. O por lo menos como es el personaje del libro. En el libro ella es además de despreocupada, muy energética, alegre, impulsiva y exultante. La señorita Lively tiene una forma de ser más parsimoniosa. Tiene una forma sufrida de hablar y realmente no irradia mucha energía. Y puesto que es la narradora de la historia, es según mí entender un error importante en el casting. En definitiva el film posee mucha violencia, mucho sexo, mucha playa y muchas drogas, un gran reparto, un gran director, aunque es de esos impredecibles, una historia más que atractiva de un libro más que entretenido, un gran potencial, todo eso para que termine, a diferencia del libro, implotando en un final no a la altura de las circunstancias.
No soy fanático del cine de terror. Nunca me voy a cansar de decirlo, y si bien de vez en cuando disfruto alguna película que pertenece a este género, esto suele ser porque el film presente alguna otra faceta que lo hace más profundo, ya sea comedia, o drama. En el caso de esta película puedo afirmar que por lo menos no la sufrí. Kelly y Ben, Ashley Greene y Sebastian Stan respectivamente, son una joven pareja de novios que decide mudarse juntos. Debido a que no poseen demasiados ingresos, se mudan a una casa de los padres, que queda en un nuevo barrio en Palmdale, que si bien es un barrio nuevo, prácticamente es un barrio fantasma, donde solo vive otra familia. Como si esto no fuera suficiente el barrio está en el medio de la nada, rodeado por kilómetros de desierto. Si bien la pareja no posee suficiente dinero para poder vivir más cerca del centro de Los Ángeles, donde ambos trabajar, poseen lo suficiente para tener dos autos, varias computadoras, televisores, cámaras de seguridad y poder ir de compras con suficiente regularidad y comprar cosas totalmente obsoletas, cómo una carpa, un horno eléctrico, etc. Esto no es un defecto en el film per se, sino que es una muestra del típico consumismo estadounidense, donde el objetivo de vida es comprar suficientes pavadas para poder llenar el garaje. Cuando este esté lleno, es tiempo de mudarse a una casa más grande. Por el momento todo es color de rosas, pero el problema está en que Ben oculta un pasado un tanto oscuro. En sus años en la universidad realizó un experimento con la intención de contactar seres supernaturales, reviviendo un célebre intento realizado en la década de los 70. El experimento no salió como lo esperaban y la novia de Ben de ese momento simplemente desapareció. Cuando Patrick (Tom Felton, o Draco Malfoy para todo el mundo) vuelve a realizar el experimento años después es cuando todo se termina por complicar. La casa donde Kelly y Ben viven comienza a “comportarse” de manera extraña. La casa es demasiado nueva como para estar embrujada, por lo tanto los que están embrujados son ellos. Es un fenómeno interesante el del cine del terror. Al igual que el cine animado, suele ser altamente redituable para los estudios. Ya que además de tener alta demanda, no necesitan de un presupuesto demasiado alto. En el caso del cine de terror siempre tenemos un reparto de categoría B como mínimo, directores principiantes en general, y no hay necesidad de demasiados gastos en la producción en general. Como pasó este fin de semana con “The Possession” (El origen del mal), que en su primer fin de semana en los teatros de Estados Unidos recuperó el presupuesto de producción y más. Este no fue el caso de “The Apparition” ya que este film está terminado hace años. Esto también sucedió por el hecho que Dark Casttle Entertainment y Warner Bros.(productora y distribuidora respectivamente) terminaran su relación de negocios. Por esto fue que Warner le dio la menor gran distribución a una gran (en tamaño no calidad) película en su historia. El principal problema con el film es que no cumple su objetivo. No termina por generar en el cuerpo del espectador, la curiosidad necesaria para asustarlo, o conmoverlo. Eso sucede porque no hay una construcción de una atmósfera tensa. Tampoco hay demasiados de esos sustos fáciles donde algo aparece de repente, y los pocos que hay no están bien realizados. Las actuaciones son aceptables, considerando el género. Se nota que Tom “Draco” Felton posee más entrenamiento y jerarquía actoral que sus compañeros, pero ellos tampoco están tan mal. Ashley Greene está hermosa, es imposible quitarle los ojos de encima, y yo creo que eso es lo que se espera de ella en este relato. Los diálogos si bien son trillados y un poco forzados tampoco están tan mal. En definitiva se te gusta Ashley Greene, o si no te gusta el cine de terror pero igual querés o tenés que ir a ver una película de ese género, esta película es para vos. Si lo que estás buscando son esos buenos sustos que te hagan despegar del asiento, con este film te vas a sentir decepcionado.