Amenaza diabólica que no asusta
Una comunidad religiosa, ultrarreligiosa, vive aislada con sus reglas, sus fanatismos y sus profecías. Una de ellas parece que se va a cumplir, porque las cinco sobrevivientes de las seis niñas que nacieron un 6 de junio van a cumplir 18 años. Hay asesinatos un poco al modo Scream, pero sin humor; un líder religioso severo y torvo; una chica de casi 18 que cree sinceramente -interpretada por una actriz, Leah Pipes, que tiene veintipico y los parece-; otras que menos; disputas familiares; suicidios; una vuelta de tuerca, y la amenaza diabólica.
Entre una muerte y otra se cuela algún agradable destello de despertar sexual y social de las adolescentes, pero mayormente hay que soportar música al tuntún, alarmantes indecisiones narrativas y de tono y planos de trance-oníricos en modo pegoteo.
Una adocenada irrelevancia de terror en la que actores de cartel medio como Colm Meaney y Rufus Sewell tratan de mantener, en vano, cierto decoro.