Sorpresa en la cartelera. "Dora y la ciudad perdida", de James Bobin, es un efectivo producto que, no solo adapta correctamente a la serie animada, funciona en todos los niveles que se propone. Lograr adaptar una serie animada al live action en la gran pantalla puede ser una tarea bastante complicada.
Para ejemplos, tenemos a las abominables "Underdog", "El Oso Yogui", "Garfield" 1 y 2, cualquiera de la saga de "Alvin y las ardillas", "Inspector Gadget", o hasta "Transformers", entre otras. Hay una disyuntiva latente, seguir haciendo el producto para el público infantil al que la serie iba dirigida, o trasladarlo al contento del adulto. Cuestión que se ha resuelto entre films anacrónicos e irritantes, y otros de dudoso gusto.
De entre los muchos fallidos, aparecen, cada tanto, experiencias positivas, y de entre los muchos Jem y Mr. Magoo, aparece una "Dora y la ciudad perdida".
La serie de Nick Jr. "Dora la exploradora", estrenada en el 2000, con episodios estreno hasta 2015 es un claro entretenimiento prescolar con fines educativos, que logró una popularidad masiva desde sus primeras emisiones alrededor del mundo, y le permitió continuar luego con una serie conocida como Dora y sus amigos.
Casi diez años pasaron del estreno, los mismos que el personaje de Dora en su paso al live action cinematográfico. Nuevamente la cuestión, los seguidores originales hoy en día son, como mínimo adolescentes, pero el programa sigue gustando a los niños ¿hacia quien dirigimos la película? La respuesta es tan simple como heterogénea, a todos.
Hay una clave en el resultado de "Dora y la ciudad perdida", dos nombres, el de su director James Bobin, y uno de sus guionistas, Nicholas Stoller, ambos repitiendo los roles de las satisfactorias últimas películas de los Muppets.
La fórmula que aplican es bastante similar, una gran comedia que logra ser fiel al original, entretiene a los más chicos, y le ofrece mucha diversión al adulto con guiños que no se hacen desagradables ni fuera de tono. Todo está en su medida justa; además de un gran corazón.
Eso sí, a diferencia del cinismo picante de las dos Muppets (algo que también ya estaba en el show), aquí, todo es un poco más naïf. Dora es una niña que crece junto a sus padres exploradores (Michael Peña y Eva Longoria de excelente química y gran desempeño humorístico ambos) y su primo Diego en la jungla en la que también habita el gran amigo animal de Dora, el mono Botas. Diego debe regresar con sus padres, y así se separa de Dora, sin antes jurarse amistad eterna.
Pasan diez años, y Dora (Isabela Moner, brillante) sigue manteniendo la inocencia y candidez de esa niña criada en la jungla a puro espíritu curioso y explorador. Sus padres deciden emprender su mayor aventura, encontrar la ciudad perdida aborigen de Parapata hecha completamente de oro, por el sólo placer de explorar y descubrir, sin hacerse de un botín.
Pero no quieren que Dora los acompañe, consideran que ya es hora de que viva nuevas experiencias, explorar un nuevo territorio, el colegio secundario, y por eso la envían a la ciudad con sus tíos y Diego. Dora y la ciudad perdida plantea dos momentos diferenciados que se amalgaman perfectamente.
Por un lado, una suerte de "Chicas pesadas", con Dora como una outcast salvaje e inocente que se enfrenta al reto de vivir en la jungla de cemento y entre los predadores del colegio secundario.
Las características inocentes y positivas de Dora crearan un choque muy divertido con varios gags ingeniosos que harán recordar a películas como The Brady Bunch Movie o Elf; y permitirá que Dora conozca a sus nuevos y obligados socios de aventura, Diego (Jeff Wahlberg), la odiosa niña mimada del secundario Sammy (Madeleine Madden), y el nerd Randy (Nicholas Coombe).
Toda esta parte, para los seguidores, quizás recuerde a la continuación, Dora y sus amigos. Dora congenia de inmediato con Randy, pero Diego la rechaza, y Sammy la toma como su enemiga y objeto de burlas.
Durante una visita al museo se dará parte al segundo capítulo de la historia, cuando Dora y los otros tres sean secuestrados por unos cazadores de tesoros, y llevados a la jungla para ayudarlos a encontrar a sus padres y obviamente a la ciudad de Parapata y poder saquearla. A estos tres, se les sumará Alejandro (Eugenio Derbéz) un amigo de los padres de Dora.
Son varias las capas que presenta "Dora y la ciudad perdida", y en todas encuentra resultados muy satisfactorios. Como adaptación se permite tomarse en solfa varios guiños de la serie pero siempre respetándola y homenajeándola (el chiste del aprendizaje de lenguaje con ruptura de cuarta pared es maravilloso).
Como comedia es graciosísima, tiene chistes inocentes que no aburren a los mayores, guiños a los adultos que los chicos pueden entender y no son desubicados ni de mal gusto; y plantea un tono caricaturesco que le otorga mucho dinamismo y brillo.
Como película de aventuras, si bien le huye al verosímil y hay algunos huecos, también es muy efectiva y cumple con el propósito de trasladar el espíritu explorador. También logra dejar un puñado de mensajes de buen valor. Quienes desconozcan la serie, si bien se perderán algunas referencias en chistes, como el mencionado del aprendizaje de lenguaje, podrán disfrutarla tranquilamente.
Las elecciones en el elenco son todas correctas, todos tienen química entre sí, y hacen del histrionismo un gran aporte. Los que puedan disfrutarla en inglés disfrutarán de las voces de Danny Trejo para Botas, y de Benicio del Toro para el zorro ladrón (dicho sea de paso, la película comienza con un primer anuncio que ya es muy gracioso). "Dora y la ciudad perdida" es de esas películas para ver con toda la familia y que cada integrante salga contento.
Hay desparpajo, hay buenas intenciones, hay talento delante y detrás de cámara, y hay una historia con varios giros sorpresivos muy sólidos. Así se hacen las películas para un público amplio.