Una comedia documental de Alejandro Vagnenkos y Víctor Cruz
Insólito documental sobre el amor que bucea en la intimidad de parejas que cumplieron 50 o más años de casados.
El cine documental por alguna extraña razón siempre está más ligado a lo social o biográfico que a otro género. Resulta casi una entelequia encontrar una propuesta de no ficción que sea abordada desde la comedia o el humor, incluso cuando el objeto retratado está vinculado de manera directa o indirecta con tales características. Existen ciertos formalismos de los que si uno se sale supondría una especie de traición. Dorados 50 (2021) resulta una agradable sorpresa dentro de un formato al que muchas veces le cuesta correrse de ciertos cánones preestablecidos.
Alejandro Vagnenkos cumplió los 50 y comienzan los replanteos. Sus padres también cumplieron 50 años de casados y entre las diferentes preguntas que lo interpelan se encuentra una que lo llevará a encontrar (o al menos lo intentará) la respuesta en la realización de un documental ¿cómo es posible que algunas parejas persistan en el tiempo y puedan estar toda una vida juntas?
A partir de esta pregunta Vagnenkos y Víctor Cruz construyen una película sobre el amor que le escapa a todos los lugares comunes del documental y más que encontrar una respuesta a la pregunta inicial, Dorados 50 termina reivindicando al amor eterno en épocas donde todo es efímero, veloz y cortoplacista.
Desde la primera persona y a través del recurso de la entrevista a parejas que llevan 50 o más años juntos, exceptuando un par de casos puntuales, el cine y la experiencia de vida se cruzan con el amor en un documental atípico, que invita a reflexionar, pero con una mirada descontracturada, jugando con géneros habitualmente ausentes en este tipo de propuestas como la comedia romántica o el humor ácido, y con un optimismo insólito para los tiempos que corren.