A Alejandro Chomski hay que felicitarlo por hacer una apuesta al cine fantástico, como en este caso, basado en una novela de Adolfo Bioy Casares, nada menos. El hecho de tomar riesgos es saludable en el cine argentino, pero "Dormir al sol" deja un sabor a poco. Es la historia de Lucio y Diana, una pareja de clase media en los años 50, cuyo caos es atravesar un problema mental de Diana. Un grupo de doctores de un extraño laboratorio que experimenta intervenciones quirúrgicas entre humanos y caninos captura a la mujer con el fin de someterla a sus brutales pruebas. El filme adquiere atmósferas de la literatura de Kafka y ayuda a reflexionar sobre el amor más allá de cualquier barrera psíquica. Pero cinematográficamente queda a mitad de camino, y también en las actuaciones y guiones. Da la impresión que podría haber sido una aceptable ficción televisiva, y no mucho más.