Los amores de una indecisa que no seducen como film
Los primeros diez minutos de "Dos amores en París" son divertidos y prometen algo que luego no se concreta del todo: una comedia francesa a la antigua, con una protagonista que personifica uno de esos personajes típicamente estrafalarios de los viejos buenos clásicos. Alexandra Lamy interpreta a una madurita que, a sus 40 años, aun sigue siendo incapaz de tomar la menor decisión por sí misma, y todo lo consulta con sus amigas o su padre.
El prólogo explica los orígenes del problema, y es lo mas logrado de este film de Erica Lavaine, un director que hizo mejores cosas, quizá porque tuvo la suerte de contar con mejores intérpretes. Y no es que Lamy no actúe bien, pero no es lo bastante carismática para sostener sola una película que tampoco ofrece, desde el guión, situaciones o gags entretenidos. Y tampoco hay un elenco interesante como para mejorar el conjunto. La esencia de la trama, en la que la protagonista no puede decidirse por ninguno de sus dos galanes, genera algunos enredos amables, lo que provoca que junto a la corrección formal aportada por Lavaine el asunto se deje ver, aunque está claro que el nivel no pasa de alguna tira televisiva.