Mujer soltera duda (y vuelve a dudar)
Comedia de enredos, pero con timing preciso, alejada de los clisés, y buenas actuaciones.
Juliette sufre de algo que no es una enfermedad, aunque la enferme y contagie a quienes la rodean. Es una indecisa crónica. Cuando la pasa mal, puede llegar a decir “Inclusive, si quisiera suicidarme no sabría cómo hacerlo”.
De joven, decidió -sí, al fin lo hizo- un 7 de julio de 1992, cuando enterró a su madre, que dejaría que su padre tomara todas las decisiones por ella. No fue la solución. Su pareja durante siete años, harto de estar harto, la deja. Y tras dos meses de llorar viviendo en la casa de una amiga, ésta y otra más la meten en Tinder.
Y confunde en un bar una cita con otro hombre, un escocés banquero llamado Paul. “Uno no se enamora en Tinder. Tinder es para acostarse”, le dicen y se le ríen en la cara. Claro: Juliette no sabe si reír o llorar.
“Cuando bebo me decido, y sé lo que quiero” aclara. Pero Paul va a casarse con otra mujer, así que... en plan de cacería, ubica a Etienne, que es cocinero como su padre (!), le gustan los espárragos y como esto es una comedia de enredo, Juliette no sabrá con cuál de los dos quedarse: Paul, que abandonó a su prometida por ella, o Etienne.
Ellos no saben de la existencia del otro. Se fijan fecha de casamiento para la misma fecha -ya dijimos que es comedia de enredos- y los novios se cruzan en el mismo probador para los trajes y vestidos de novio/a -comedia de enredo, de nuevo-.
2 amores en París nos dice, por si hiciera falta recordarlo, que si uno no tiene control sobre su vida y deja que los otros decidan por nosotros, pueden ocurrir estas cosas.
Alexandra Lamy, que protagonizó Ricky, de François Ozon, y fue esposa de Jean Dujardin (el actor de El artista), da la tecla en su interpretación, entre despistada, angustiada y alguna vez, resuelta. Los novios, el inglés Jamie Bambier, que tiene más TV que cine en sus espaldas, y Arnaud Ducret no son particularmente conocidos entre nosotros, y cumplen lo que el director Eric Lavaine les habrá pedido: que sugieran más que aseguren, por aquello de que mejor es dejar librado a la imaginación del espectador lo que pueda pasar en ésta, si, buena comedia de enredos.