Efectiva súper acción
Si de películas de acción se trata, Dos armas letales (2 Guns, 2013) es uno de los grandes films del año. En esta película quedan de lado los efectos especiales para darle carnadura a los personajes, base poderosa del relato, en una trama tan atractiva como funcional.
Robert “Bobby” Trench (Denzel Washington) y Marcus “Stig” Stigman (Mark Wahlberg) están metidos en el tráfico de drogas. O en realidad no, porque ambos son agentes infiltrados, el primero de la DEA y el segundo de la Marina. Ni ellos lo saben. Sus irracionales personalidades los llevan a contactar al capo mafia de uno de los más grandes carteles de México. Al no lograr realizar la transacción roban el banco donde el tipo guarda sus 3 millones de dólares. Lo que descubren en el asalto es que hay 40 millones sobrantes en la bóveda. Cuestión que despierta una persecución asesina del verdadero dueño del motín (involucrado no sólo en el narcotráfico sino en cuanto negocio ilegal haya en la zona) hacia los protagonistas.
Dos armas letales no busca el realismo ni el thriller de connotaciones políticas, aunque haya algún que otro diálogo áspero al respecto “No hay un mundo libre, sino un mercado libre” dice el agente de la CIA que interpreta Bill Paxton. Lo importante en este film de Baltasar Kormákur son los personajes (la dupla protagónica, la chica en cuestión, el villano con argumentos) y las relaciones que se tejen entre ellos como en los mejores exponentes del género, al mejor estilo Arma Mortal (Letal Weapon, 1987) o Duro de matar (Die Hard, 1988).
Caras conocidas, tanto Denzel Washington como Mark Wahlberg (que cada vez demuestra mayor versatilidad en sus composiciones) aportan el oficio y carisma necesarios a la película. Por su parte Bill Paxton compone a un despiadado villano que disfruta aplicando métodos de tortura, y también tiene participación Edward James Olmos, en un papel menor. Todos en un nivel de actuación deliberada, para deleitarse con los avatares de la historia. Una manera eficaz de contar la trillada historia del infiltrado.
La trama basada en la novela gráfica –o comic- de Steve Grant publicado en 2008, tiene los vericuetos apropiados para anteponer a la dupla protagónica a más de una situación irrisoria de la que deberán salir ilesos. En definitiva, acompañamos y disfrutamos de los personajes tanto, que queremos ver sus reacciones ante los difíciles obstáculos que la historia les impone.
Divertida, entretenida y plagada de hilarantes diálogos, Dos armas letales tiene ese plus que debe tener toda película de acción para que la fantasía enfrente a la injusticia y salga victoriosa, una vez más.