Quizás recuerde una película que se llamaba Invierno caliente (en realidad, 101 Reikjávik, donde un joven islandés se enamoraba de la novia de su madre), una comedia de costumbres en medio tono, bien realizada y cincelada. Su director era Baltasar Kormákur, que logró hacerse un pequeño nombre en el circuito de festivales. Trasladado a Hollywood, realiza esta película de acción sobre dos agentes encubiertos (Denzel Washington y Mark Wahlberg) incluso para ellos mismos, en una trama de acción, violencia y un sinfín de vueltas de tuerca. De aquel Kormákur, se nota que le interesan mucho más los personajes y actores (Wahlberg y Washington son un placer para la vista) que la historia, convencional incluso en sus sorpresas. La acción está realizada con solvencia pero solo eso, y lo que más importa es el show de sus protagonistas y el diseño de imágenes, que se acercan al estilo visual de la historieta sobre la que se basa la historia.